El candidato presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast, aseguró que “todavía no se puede comprobar” que el daño sufrido por Fabiola Campillai haya sido provocado por una bomba lacrimógena y no por los propios manifestantes. Pero las pruebas que acumula la investigación judicial desmienten al candidato: testigos oculares, análisis de videos y pruebas de tiro son parte de las pericias que incriminan al uniformado acusado.
El pasado jueves 21 de octubre, durante una entrevista organizada por Radio Duna y La Tercera, el candidato presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast, puso en duda la responsabilidad de Carabineros en el ataque sufrido por Fabiola Campillai, una de las víctimas más conocidas de la represión policial durante el estallido.
El abanderado aseguró que “hay una discusión abierta” respecto a su caso, ya que “todavía no se puede comprobar si el daño que ella recibió, que es gravísimo, fue producto de una bomba lacrimógena como se señala o de un objeto contundente que hayan lanzado los mismos manifestantes”. Para fundamentar su postura, Kast apuntó a que en la causa judicial no se han hecho las pericias necesarias para determinar la responsabilidad del uniformado procesado, y que la acusación se basaría solamente en un video. “Se requieren pericias forenses para determinar cuál es la responsabilidad. No por un audio que puede estar circulando donde se señala que un carabinero podría haber sido responsable, eso no puede condenar a un carabinero”, señaló, refiriéndose a Patricio Maturana, el único formalizado en la causa.
No es la primera vez que José Antonio Kast apoya públicamente a Maturana. El 30 de julio de este año, el candidato celebró a través de Twitter la decisión de la Corte de Apelaciones de San Miguel que revocó la prisión preventiva del formalizado. Una medida cautelar que había sido ordenada por el tribunal de primera instancia, luego de comprobar que Maturana omitió en la investigación haber portado una cámara GoPro el día de los hechos.
Tras una revisión a la serie de pericias que acumula la causa, Documenta pudo determinar que las afirmaciones del candidato no se sostienen: informes elaborados por la Policía de Investigaciones (PDI) y por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, declaraciones de testigos oculares y análisis de los videos grabados por los propios policías, han permitido definir qué fue lo que ocurrió esa noche de 2019 en San Bernardo.
El informe final de la PDI que resume y analiza todas las pruebas concluye que las lesiones de Campillai “son consecuencia del impacto de un proyectil lacrimógeno” y descarta “la utilización de otras herramientas o elementos en los que sea necesaria la aplicación de fuerza humana”.
El 6 de septiembre y ad portas de la preparación del juicio oral, el 13° Juzgado de Garantía de Santiago que lleva la causa decidió reabrir la investigación. El tribunal dio 60 días para más diligencias, con las que se busca periciar el computador de Patricio Maturana y así definir la forma en que fueron descargadas las imágenes de la cámara GoPro que él portaba el día de los hechos, cuáles fueron los archivos descargados y si hay información relevante para la causa que haya sido eliminada desde ese dispositivo.
En esa ocasión, la defensa de Maturana también pidió una diligencia extra: periciar a la víctima para comprobar si existían restos de nitratos u otros residuos del impacto. Sin embargo, el tribunal rechazó esta solicitud, argumentando que eso debió hacerse tras el disparo, pero no fue posible, ya que en ese momento las intervenciones quirúrgicas solo buscaban salvarle la vida a la víctima.
El tribunal también fundamentó su decisión en la existencia de las pruebas que ya demuestran que el daño fue provocado por una bomba lacrimógena: estudios ejecutados por la Universidad de Chile, diversos análisis realizados por la PDI y los «múltiples informes médicos» que dan cuenta de que las lesiones son compatibles con el impacto de un elemento contundente lanzado por “carabina antidisturbios” (vea el documento con la decisión del tribunal).
Esa tarde del 26 de noviembre de 2019, Fabiola Campillai debía tomar el bus de acercamiento a su trabajo, para cumplir con el turno de noche. Eran cerca de las 20:30 cuando salió de su casa ubicada en el pasaje Ángel Guido, dentro de la Población Cinco Pinos en San Bernardo. Su hermana Ana Campillai la acompañó y juntas caminaron hacia el norte, hasta la esquina de Ángel Guido con Fermín Vivaceta. Una cuadra más allá, hacia el poniente, estaba el piquete de Carabineros. Y dos cuadras hacia el oriente, se concentraba la mayoría de los manifestantes que quedaban en el lugar, aunque en las comunicaciones radiales entre los carabineros se informa que no hay cortes de tránsito ni mayores disturbios. Las hermanas quedaron justo al medio y debían caminar hacia donde estaban los uniformados para alcanzar el bus que recogería a Fabiola. Pero en esa esquina la mujer cayó herida.
A través de las declaraciones tomadas por Fiscalía y los videos de las cámaras que portaban los policías, la Brigada de Derechos Humanos de la PDI logró determinar cuál era la ubicación exacta de los presentes al momento de los disparos, cuántos policías portaban armas lanzagases, cuántos disparos se realizaron, a qué distancia y qué ocurrió antes y después de que Fabiola Campillai cayera herida.
Entre los testigos interrogados por la Fiscalía, hay uno clave: una vecina que observó el momento exacto en que Fabiola Campillai fue golpeada por la lacrimógena.
“Veo que un paco desde donde estaban todos, apunta directo donde estaba la gente, ni para abajo, ni para arriba, sino que derecho donde estaba la gente y la Fabiola. Veo que dispara y sale como una estela, y le llega directo a la Fabiola, como entre el pecho y la cabeza, la llegó a levantar, cayó al piso al tiro”, reza la declaración de la testigo (lea ese testimonio).
Además del relato de esa vecina, un registro claro de lo ocurrido es el de la cámara corporal del capitán Jaime Fernández, quien estaba al mando del piquete. En ese video es posible escuchar la reacción de los policías tras el disparo de Patricio Maturana, momento en que varios exclamaron “¡uuuh!”. Luego se ve que intentan acercarse al lugar donde Campillai había caído, mientras se escucha a uno de ellos decir “tranquilo, tranquilo, si no le llegó”. La cámara también registró la imagen de Ana Campillai, hermana de la víctima, levantando los brazos en dirección a los policías, lo que, según la declaración de la mujer, habría sido un intento de pedir ayuda para su hermana.
Los uniformados no pudieron avanzar mucho, porque la gente reaccionó con rabia. En el registro se escuchan los gritos y algunas piedras que comienzan a caer cerca de ellos. En ese momento, uno de los uniformados ordenó lanzar una lacrimógena con la mano y acto seguido, mientras el piquete retrocedía, el capitán Sepúlveda instruyó: “Los que ocuparon 37 (lacrimógena) por favor dejen la constancia”.
En medio del humo, los carabineros se replegaron y se separaron, ya que pertenecían a comisarías distintas. El grupo del capitán Fernández, de la 14° Comisaría de San Bernardo, avanzó hacia el carro policial que los esperaba. En ese momento, el capitán repitió la instrucción, pero esta vez dirigiéndose a quien hoy es el principal acusado en la causa: “Matu, Matu, deja la constancia que ocupaste la 37”.
El piquete se subió al camión policial, mientras que el capitán Fernández entró a una patrulla. Una vez dentro del carro, según el audio del mismo video, el conductor pregunta: “¿Se la pitió, cierto?”. Fernández le responde con una frase que se entiende a medias, por el ruido de la radio: “El Matu parece que le pegó a…”. Se ve que la patrulla avanza por calles pequeñas, mientras Fernández suspira y dice: “Conchesumadre, hueón”.
El registro se corta segundos después (vea aquí el informe de la PDI sobre ese video).
Las lesiones de Fabiola Campillai fueron de tal gravedad, que la víctima estuvo cuatro días en coma inducido, mientras era sometida a diversas cirugías. Los médicos debieron reconstruir su rostro. Sufrió múltiples fracturas expuestas en su cara, fracturas en el cráneo y el estallido de ambos globos oculares. Así lo detallan las declaraciones de cuatro médicos tratantes, el informe del Servicio Médico Legal y los tres certificados médicos elaborados en los establecimientos de salud que la atendieron: el Hospital Parroquial de San Bernardo, el Hospital Barros Luco y el Instituto de Seguridad del Trabajo (IST).
Tras las diligencias que permitieron establecer las características de la munición utilizada por los funcionarios ese día y cuál era la distancia entre la víctima y el piquete, las pericias apuntaron a medir el daño que podría provocar el impacto de una lacrimógena en esas condiciones. Con ese objetivo, la Fiscalía solicitó informes a la PDI y a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
En mayo de 2020, los académicos de la Universidad de Chile emitieron dos informes: uno sobre las posibilidades de rotura ocular y otro sobre la fractura del hueso nasal.
En el primero, tras diversas pruebas de tiro con diferentes ángulos hacia un blanco ubicado a 51 metros, los académicos concluyeron que el golpe frontal de una bomba lacrimógena de tiro único (el tipo que mayoritariamente se utilizó esa tarde en San Bernardo) alcanza la potencia suficiente para causar una rotura ocular en más del 95% de los casos (vea ese informe).
Dicho estudio además concluyó que, para provocar ese daño, el arma debió ser utilizada en un ángulo de 0° a 10° y no a 45° como ordena el protocolo de Carabineros, ya que las pruebas de tiro hechas a 25° y 45° “pasan muy por encima de una persona ubicada a 51 metros de distancia”, reza el informe. Una conclusión que coincide con el comportamiento que se observa en el video entregado por Carabineros y con lo descrito por los testigos.
En el caso de la fractura nasal, los académicos de la Universidad de Chile se apoyaron en un estudio hecho en EE.UU. en 2010, que analizó las consecuencias de los impactos de “objetos cilíndricos” en el hueso nasal, utilizando cadáveres humanos.
La conclusión de ese informe es que “en todos los casos estudiados, con una probabilidad muy alta se producirá una fractura de hueso nasal”, independiente del tipo de lacrimógena utilizada (vea ese informe).
A pesar del cúmulo de pruebas, la defensa de Maturana insiste en su inocencia, argumentando que hacen falta más pericias, en línea con lo planteado por el candidato Kast. La abogada del uniformado incluso alegó que no fueron invitados a las pruebas de cráneos realizadas en EE.UU., a pesar de que el informe de la Universidad de Chile señala que ese estudio es del año 2010.
Maturana se encuentra bajo la figura de «retiro temporal» dentro de la institución, luego de que Carabineros lo diera de baja tras un sumario donde se explica que el oficial «en todo momento intentó falsear y ocultar antecedentes relativos al esclarecimiento de los hechos».