Relato de la querella
Según el relato de la víctima, con fecha 11 de noviembre de 2019, alrededor de las 18.00 horas, G.A.P.P., junto a sus primos, J.C. y M.P.C., se encontraba en Plaza Las Américas de la comuna de Coquimbo, en el contexto de manifestaciones públicas realizadas en el lugar, cuando funcionarios de Carabineros dispersaron a la multitud mediante uso de bombas lacrimógenas.
La víctima huyó del lugar, perdió de vista a sus primos, y se refugió en un paradero de peatones frente a la Plaza de las Américas. En este contexto, explica, al momento de asomarse para buscar a sus primos con la vista, recibió el impacto de un proyectil balístico tipo perdigón que quedó alojado en su ojo derecho.
En ese momento fue asistido por un manifestante, con quien pudo avanzar solo algunos metros hasta la misma Plaza, dado su estado físico después de haber recibido el impacto del perdigón. Fue dejado en el suelo.
A continuación, explica, un grupo de funcionarios de Carabineros llegó hasta donde se encontraba. Elevó los brazos, a viva voz anunció que se encontraba herido, que había recibido un perdigón en su ojo, cuestión evidente además por el profuso sangrado que provocó la lesión. No obstante, uno de los funcionarios lo pateó por la espalda, botándolo al suelo, y un segundo funcionario presionó su cabeza con una bota sobre su nuca. Recibió otras patadas en el suelo, y luego fue conducido a un vehículo policial.
Ya arriba del vehículo, los funcionarios le consultaron la razón por las que tenía manchadas sus manos, las que se encontraban negras y con manchas de pintura, según refiere, por haber tomado un neumático y por haber pasado sobre una baranda manchada con pintura, todo lo anterior durante la manifestación. Los funcionarios le replicaron que andaba “con petardos”, y que “si no le gustaba andar lanzando petardos”, al momento que lo volvieron a golpear con cachetadas.
A continuación, un funcionario comenzó a grabar a la víctima, presumiblemente con un teléfono móvil. Mientras lo hacía, le consultó, textual, “¿qué te llegó [en el ojo]?”, a lo que la víctima respondió que había sido herida con un perdigón. El primero le dio una cachetada y repitió la misma pregunta, con las mismas palabras; la víctima, igualmente, dio la misma respuesta. En este punto el funcionario paró la grabación, y le respondió en estos términos: “no, te llegó un piedrazo, si no quieres que te pegue de nuevo”.
Reanudó la grabación, repitió la misma pregunta, y esta vez la víctima accedió a responder lo que el funcionario le ordenaba, “un piedrazo”, con lo que paró la grabación.
“¿Qué hacemos con este hueón? ¿Lo matamos, lo violamos, lo dejamos tirado por ahí?” Se preguntaban los funcionarios frente a la víctima, quien les respondió, siempre según su testimonio, que no, que por favor no le hicieran nada, que solo tenía 16 años. “¿Y si tienes 16, por qué estabas hueviando?”, le respondían. Refiere que no dejaron de golpearlo, en ningún momento, mientras duró esta suerte de interrogatorio por las razones que lo motivaban a manifestarse.
Pasó luego al servicio de Urgencias del Hospital de Coquimbo, donde se constató la pérdida total de la visión de su ojo derecho.
En los hechos las conductas descritas constituyen el delito de tortura del artículo 150 A del Código Penal y el delito de apremios ilegítimos calificados del artículo 150 D, en relación con el artículo 150 E N°2, ambos del Código Penal, cometido por funcionarios/as de Carabineros de Chile.