Relato de la querella
El día 19 de octubre de 2019, alrededor de las 16:00 horas, J.I.I.Q.G. asistió a manifestarse pacíficamente a la calle Laguna Sur con Liucura, comuna de Pudahuel, junto a adultos mayores y familias con niños, tocando cacerolas y cantando.
Aproximadamente a las 17:00 horas, funcionarios de Carabineros comenzaron a lanzar bombas lacrimógenas, percutando hacia el cuerpo de los manifestantes sus carabinas lanza gases, momento en que J. recibió el impacto de una bomba lacrimógena en la rodilla de su pierna izquierda.
Alrededor de las 20:30 horas, la víctima caminó por calle Pitágoras hasta llegar por caminos interiores a la calle Braulio Arenas con la intersección de Avenida Teniente Cruz. En dicho lugar, se detuvo a observar lo que estaba ocurriendo a pocos metros, en Avenida Laguna Sur, instante en que escuchó dos disparos y acto seguido recibió el impacto de 10 perdigones en la parte posterior y superior de su cuerpo: 7 en su espalda, 1 en la cabeza, 1 en el brazo izquierdo y 1 en el brazo derecho, en circunstancias que estos últimos dos quedaron incrustados.
Luego de ello, J. corrió hacia una cancha de fútbol ubicada en calle Pitágoras con Antología, donde unas señoras le brindaron ayuda, revisándole la cabeza y espalda, quienes le sugiriendo que fuera a un hospital. Posteriormente, se encontró con un amigo de la infancia, D.O., el que revisó sus heridas y le indicó que fuera a la casa de E.U., un amigo del barrio, que vivía a pocas cuadras, pues también había sido herido y ya lo habían llevado al CESFAM Gustavo Molina en automóvil.
Así, concurrió al domicilio de su amigo E., y el tío de éste, M.A., lo trasladó al CESFAM mencionado. En dicho centro de salud le pusieron una inyección contra el tétano, suero y antiinflamatorios, señalándole que no tenían equipos médicos para corroborar si tenía perdigones incrustados, por lo que debía acudir a otro centro asistencial. Cabe señalar, que en el lugar no le examinaron la rodilla izquierda, que había sido impactada con una bomba lacrimógena, pues le dieron prioridad a las heridas de perdigón, dada la alta afluencia de heridos.
El día 24 de octubre de 2019, la víctima concurrió al CRS Salvador Allende de Pudahuel, donde le practicaron radiografías, y detectaron que tenía un perdigón incrustado en cada brazo. Sin embargo, le indicaron que no podían extraerlos, por lo que debía dirigirse a la Posta Nº3. En circunstancias que nuevamente había toque de queda, se trasladó a su domicilio.
Con el pasar de los días el dolor en ambos brazos aumentó, y su cuerpo comenzó a expulsar de manera natural el perdigón incrustado en el brazo derecho, dado que estaba expuesto, pero no totalmente fuera de la piel. El día 26 de octubre de 2019, J. se acercó a un grupo de enfermeros que se encontraban atendiendo en una asamblea territorial en la comuna de Pudahuel, quienes le pusieron anestesia local y le extrajeron el perdigón del brazo derecho.
Posteriormente, el día 27 de octubre de 2019, J. concurrió al Colegio Médico junto a su amigo E.U., donde lo derivaron al Hospital Traumatológico. En el señalado hospital le practicaron radiografías y el médico tratante le indicó que no era posible extraer el perdigón que mantenía en el brazo izquierdo, pues podría dañar algún nervio. Por ese motivo, hasta la actualidad mantiene el perdigón en el interior de la extremidad superior izquierda.
Luego de los hechos, J. mantuvo molestias en su rodilla izquierda durante aproximadamente 1 mes, y asimismo, ha tenido dificultades hasta la actualidad para desarrollarse en su carrera, dado que estudia dibujo proyectista y producto de las lesiones provocadas con el impacto de los perdigones, se ha visto imposibilitado de realizar fuerzas y de dibujar.
Por otra parte, es importante mencionar que el “Informe médico de lesiones en el marco de los derechos humanos”, emitido por el Colegio Médico el 27 de octubre de 2019 respecto de la víctima, indica como diagnóstico clínico “1.- Heridas múltiples contusas en extremidades superiores y dorso, compatibles con heridas por proyectil tipo perdigón. 2.- Trastorno adaptativo”, concluyendo que “los hallazgos de su examen físico y mentales, análisis de credibilidad y consistencia, así como de los diagnósticos médicos desprendidos, podemos concluir que existe concordancia de los hallazgos de este peritaje con lo descrito a nivel internacional en relación a dd.hh y documentación de tratos crueles, inhumanos y degradantes”.
En ese mismo sentido, es menester señalar que la víctima se encuentra actualmente con secuelas psicológicas y emocionales asociadas a los hechos de violencia que sufrió, las que son compatibles con aquellas señaladas en el Protocolo de Estambul en relación a las víctimas de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, que se manifiestan en recurrentes pesadillas al dormir, angustia, miedo al ver a agentes uniformados y a manifestarse, y temor ante sonidos fuertes.