Relato de la querella
El día viernes 18 de octubre de 2019, aproximadamente a las 20:00 horas, tras la suspensión de la obra de teatro en la que trabajaba, cuya temporada se exhibía en el Centro de Extensión Cultural Gabriela Mistral (GAM), la víctima se dirigió hasta su domicilio ubicado en la comuna de Ñuñoa, avanzando caminando por Alameda vereda sur, momento el que junto a un grupo de personas son mojados por el agua de un carro lanza aguas del FFEE, logrando llegar hasta la esquina de Ramón Corvalán.
En dicha esquina se percata que un piquete de FFEE, compuesto por siete u ocho carabineros, tenían retenido a un estudiante y lo golpeaban, por lo que ella junto a otras personas que estaban en el lugar, comenzaron a gritarles a los agentes estatales para que lo soltaran. Refiere la víctima que tuvo tanto miedo en ese momento, que instintivamente agarró una piedra del suelo, momento en que un carabinero que estaba premunido con una escopeta, aproximadamente a unos 6 metros de distancia de ella, la apunto a la cabeza de frente.
La víctima indica que pudo ver el gesto del agente antes de percutar el disparo directo hacia su cabeza, el que habría echado su cuerpo hacia atrás levemente y luego percutado, momento en el que siente un golpe en la cara que la ensordece, alcanzando a ver el humo sobre el arma, no recordando, producto del impacto y la conmoción, si se cayó al suelo o no.
Refiere que comenzó a sentir mucho dolor y que pese a la confusión que la invadía, sintió cómo su cuerpo se petrificaba del miedo, pensando en que el mismo carabinero pudiese dispararle nuevamente.
En ese momento, escucha que alguien le dice que le dispararon, no entendía bien lo que había pasado. Refiere que un hombre la agarra y la sienta, le dice que se calme y le da agua, le pregunta si siente los dientes y le indica que debía ir a un servicio de salud. En el intertanto, las personas que la rodeaban, le decían que le habían disparado, que la habían apuntado y le habían disparado.
Las personas que estaban en el lugar trataron de asistirla y llevarla a la Ex Posta Central, no obstante, al avanzar hacia el parque San Borja, se dieron cuenta que era imposible pasar, había fuego, gritos de que la posta estaba colapsada, por lo que trató de irse caminando hasta su casa, tres mujeres jóvenes la ayudaron, le dieron hielo y la sostuvieron, ya que en un momento se desvaneció, al percatarse que estaba sangrando por dentro en la boca.
En el trayecto hasta su domicilio, por Parque Bustamante se encontró con una amiga, G.B., quien también la acompañó, tardando aproximadamente una hora en llegar a Irarrazabal, lugar en el que logra abordar un taxi hasta cerca de Macul, caminando hasta su domicilio ubicado en alcalde Monckeberg con Otawa, refiere que se sentía desorientada y tenía mucho dolor y miedo de que fuera grave, tenía mucho frío, le picaba y ardía el cuerpo por el agua del guanaco.
Al llegar a su casa, se miró en el espejo y se vio el rostro desfigurado, el ojo derecho lo tenía tan hinchado que no lo podía abrir, le costaba abrir la mandíbula y hablar, refiere que le dio mucha pena y rabia, ya que su imagen y su voz son su herramienta de trabajo.
El mismo día, una amiga la llevó en auto a la Posta Centro de Salud Salvador Bustos, en el lugar le dijeron que no había fractura, indicándole que tenía un hematoma gigantesco producto del roce probablemente de un perdigón, no teniendo certeza del tipo de proyectil que le impactó el rostro.
El día 25 de octubre concurrió al Colegio Médico, siendo el diagnóstico clínico el siguiente:
“Trauma maxilofacial
Hematoma malar y mandibular derecho, contusión maseterina
Herida región mandibular derecha 1 cm de diámetro epitelizada”