Hombre Peruano

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  • Institución del querellado
  • Carabineros
  • Delito investigado
  • Tortura
  • Lugar del evento
  • Macul
  • Fecha del evento
  • 29-10-2019, 18:00 hrs.

Relato de la querella

Con fecha 29 de octubre de 2019, la víctima, un ciudadano peruano, empleado hace 5 años en una cadena de supermercados, salió de su lugar de trabajo, ubicado en el Mall Plaza Vespucio, a las 18:00 horas, emprendiendo rumbo hasta su domicilio ubicado en la comuna de Puente Alto, abordando para ello el metro en la estación Plaza Egaña con dirección a la estación Quilín, descendiendo en esta última. Una vez en el lugar comenzó a caminar por la caletera de avenida Américo Vespucio para poder tomar una micro que lo acercara hasta su domicilio, advirtiendo una manifestación por la calzada en la que se desplazaba, entre el metro Las Torres y Macul, decidiendo cruzar hacia la calzada del frente para evitar problemas.

Tras avanzar unos pasos por la acera del frente, apareció de improviso y en sentido contrario, un grupo de unas treinta personas aproximadamente, momento en el que le fue arrebatada su mochila, la que traía adosada a uno de sus hombros, perdiéndola de su resguardo por el lapso de 2 a 3 minutos aproximadamente, ya que tras el paso de la turba, esta quedó en el suelo, tomándola rápidamente del suelo para continuar su camino, advirtiendo en ese momento que una pareja de carabineros, vestidos con el uniforme tradicional, se dirigía hacia él.

Al encontrarse con los funcionarios policiales, éstos le requirieron su identidad y le solicitaron que mostrara su mochila, a lo cual la víctima accedió sin problemas, ya que solo portaba en ésta su billetera, credencial de trabajo y un timbre del mismo, no obstante, al abrirla se percató que había una botella plástica con un líquido transparente, no recordando indicación de marca o características de la botella, ya que esta no era de su propiedad. Ante este hallazgo los funcionarios de Carabineros de Chile le solicitaron su cédula de identidad, la cual entrega sin inconvenientes, ingresando uno de ellos su Rut en un aparato tecnológico similar a un celular, pero más grande, señalándole en ese momento que estaba detenido y que debía acompañarlos, procediendo uno de los carabineros a tomarlo de un hombro para dirigirlo hacia el vehículo policial, el que se encontraba estacionado alrededor de 2 a 3 cuadras del lugar, siendo trasladado sin esposas durante todo el trayecto.

Al llegar al lugar en el que estaba estacionado el vehículo policial, a la víctima le llamó la atención lo distinto que era de otros vehículos policiales, describiéndolo como del tipo jeep, moderno, de color blanco con una línea verde de espesor medio que lo atravesaba por completo que tenía escrito “Carabineros de Chile” y que no tenía baliza.

Al ser subido al vehículo policial, J.A.L.Y indica no haber sido esposado y haber tratado de explicarle a ambos funcionarios el confuso y desafortunado incidente que le había ocurrido, quienes comenzaron a callarlo, cada vez de forma más agresiva, solicitándole uno de ellos su billetera y teléfono celular, a lo cual accede por temor a su reacción, percatándose que su celular es dejado en una cazoleta donde iba el equipo radial, no así su billetera.

Una vez arriba del vehículo policial, la víctima refiere que éste comenzó a desplazarse por distintas comunas de la capital, iniciando en Macul con dirección a Vicuña Mackenna, pasando por lugares urbanos que nunca había visto, situación que se habría mantenido por 4 a 5 horas, deteniéndose aproximadamente a las 01:00 de la madrugada, en algún lugar de la comuna de Pudahuel, cerca del metro de ese mismo nombre, letrero que visualizó antes de la detención del vehículo, frente a un sitio despoblado, advirtiendo la existencia casas bajas unitarias y negocios por la pista de en frente.

Tras la detención del motor, el carabinero que iba manejando, apagó las luces del vehículo y dejó las llaves puestas, procediendo ambos funcionarios a pasarse al asiento trasero del vehículo, lugar en el que permanecía la víctima detenida, indicándole textualmente “PERUANO CULIAO, AHORA VAMOS A EMPEZAR A JUGAR”, comenzando a proferirle insultos en torno a su nacionalidad, en eso, uno de los funcionario que permanecía al exterior del vehículo, ubicado en la puerta izquierda trasera, le propinó un par de cachetadas a mano a abierta en el lado izquierdo del rostro, mientras que el otro funcionario, que permanecía al interior del vehículo, en el costado derecho del asiento trasero, procedió a esposarle la mano derecha con un grillete plástico, de tipo abrazadera que se cierran con junquillos, contra la manilla de la puerta del lado derecho del automóvil. Acto seguido, el policía que estaba parado en las afueras procedió a orinarle el pie derecho, ingresando posteriormente a la parte trasera del vehículo.

Una vez dentro del vehículo ambos funcionarios, el carabinero que previamente había orinado sobre su pie, le ordenó que se bajara los pantalones, instrucción que la víctima acató, procediendo luego el funcionario que se encontraba al costado derecho de la cajuela a tomarle las piernas, levantándole ambas hacia el sector de la ventana. Seguidamente, el otro funcionario saca desde sus ropas un bastón retráctil, el cual escupe en la punta y procede a introducir de forma violenta en el ano de la víctima, empujando éste una serie de veces hacia el interior de la víctima, maniobra que realiza durante aproximadamente 5 minutos, luego el otro Carabinero toma el bastón retráctil y realiza la misma maniobra en el ano de la víctima durante aproximadamente 10 minutos, sin que en ningún instante el bastón saliera de su cavidad. En el intertanto, uno de los Carabineros le pide verbalmente a la víctima que le practique sexo oral, acto que es frenado por el otro funcionario, indicándole que mejor continuaran penetrando a la víctima con el objeto. En ese momento se escucharon gritos de manifestantes por los alrededores, lo que hizo que los funcionarios se detuvieran y salieran de la parte trasera del vehículo, procediendo uno de ellos a sacar la llave y hacer sonar la alarma, dirigiéndose ambos a inspeccionar la manifestación, sin percatarse que se les quedó el vidrio del copiloto abierto.

Tras la salida de los funcionarios policiales del vehículo, la víctima logró reponerse y subirse los pantalones, utilizando sus dientes para romper el grillete plástico, aprovechando el momento para escapar del vehículo, a través de la ventana que estaba abierta en hacia la parte delantera del vehículo, alcanzando a recuperar su celular antes de salir, lanzándose a correr hacia el lado en que se visibilizaban casas, desplazándose unas cuatro cuadras sin parar, hasta que comenzó a sangrar de nariz, momento en el que apareció un taxi, el que hizo parar y abordó. Una vez arriba del vehículo el taxista le preguntó qué le ocurría, indicándole éste por vergüenza que lo habían asaltado y que necesitaba salir del lugar rápidamente.