Mujer Chilena 30 Años

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  • Carabineros
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  • Tortura
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  • Providencia
  • Fecha del evento
  • 24-10-2019, 14:30 hrs.

Relato de la querella

El día 24 de octubre de 2019, P.A.P.D y su hijo de cuatro años de edad, de iniciales E.A.D.P, iban caminando por Avenida Irarrázaval, vereda sur, a la altura del Parque Ramón Cruz, comuna de Ñuñoa, para tomar un bus hacia su domicilio. Alrededor de las 14:30 horas, pasó frente a ellos un grupo de jóvenes manifestándose pacíficamente con cánticos, por lo que P.A.P.D les aplaudió, diciéndoles “¡arriba cabros!”. Momentos después, se le acercaron alrededor de cinco funcionarios de Carabineros de Chile con cascos, quienes la tomaron fuertemente del brazo, forzándola a cruzar la calle hacia la vereda norte de Avenida Irarrázaval, conduciéndola de esa forma hasta un edificio ubicado en calle Coventry. P.A.P.D no soltó a su hijo de la mano, y el niño comenzó a llorar.

Una vez en el lugar indicado, los funcionarios empujaron a la víctima P.A.P.D y a gritos le señalaron “¡párate ahí y date vuelta!”. La mujer les rogó que no le hicieran nada, pues estaba con su hijo, sin embargo, le gritaron “¡deja al cabro chico al lado y date vuelta!”. Desesperada y llorando, miró hacia todos lados por si venía alguien que pudiera ayudarla. Acto seguido, dejó a su hijo a un lado, tal cual se le ordenó y procedió a darse vuelta, levantando las manos, momento en que le gritaron nuevamente “¡a la pared!”, empujándola, mientras el niño gritaba “¡Mamá, no! Carabinero, mamá, no!”. P.A.P.D intentó calmarlo y un uniformado se interpuso entre ambos, mientras otro funcionario le comenzó a tocar las piernas, los tobillos, los muslos y los glúteos, indicándole en ese momento“ah no cabrita, acá te falta harto”, entre risas.

La víctima le pidió al funcionario que se detuviera, sin embargo, éste la hizo callar y continuó tocándole la cintura y los senos. En ese instante, el efectivo policial volvió a reírse, y procedió a apretarle fuertemente los senos, señalándole “¡por aquí si po! a ver, vamos a ver si llevai algo escondido por acá!”. P.A.P.D le volvió a pedir que dejara de tocarla, diciendo que su hijo estaba asustado, que no llevaba nada y que los dejara ir.

En ese momento, intervino otro funcionario de Carabineros, que tenía al niño, diciendo “¡apúrate, que me irritan los cabros chicos llorones!”. El uniformado que estaba tocando a P.A.P.D, le proporcionó un golpe de manos en la cabeza y le indicó “ya cabrita, te salvaste por el llorón chico, ¡ándate y no me mirís! ¡Me mirai y te pateo, weona!”. Acto seguido, la víctima tomó a su hijo en brazos y salió corriendo del lugar, mientras ambos lloraban.

P.A.P.D refiere que después de la agresión sexual sufrida, no quiso salir de su casa durante días y su hijo cambió su personalidad, pues no quería quedarse solo, mostrando temor al ver a uniformados, por lo que optó por no llevarlo al jardín por lo que restó del año 2019.

Hasta la fecha, ambas víctimas presentan sintomatología de estrés postraumático asociado al hecho delictual, las que son compatibles con aquellas documentadas en el Protocolo de Estambul en relación a las víctimas de tortura, que se manifiestan en recurrentes pesadillas al dormir, angustia, sensación de desprotección, ansiedad, miedo al ver a agentes uniformados.