Hombre Chileno 30 Años

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  • Institución del querellado
  • Policía de Investigaciones
  • Delito investigado
  • Apremios ilegítimos
  • Lugar del evento
  • Quilicura
  • Fecha del evento
  • 21-10-2019, 19:47 hrs.

Relato de la querella

El día lunes 21 de octubre, siendo alrededor de las 19:47 horas aproximadamente, la víctima S.E.V.L. se encontraba caminando por Av. Américo Vespucio en dirección hacia la comuna de Quilicura, con su amigo J.P.A., ya que regresaban de la marcha en Plaza Baquedano, comuna de Providencia. Como ese día no había mucha locomoción, ambos decidieron subir a una micro con destino a la comuna de Colina, para avanzar en el recorrido.

Al llegar a la intersección de Avenida Américo Vespucio con calle Alcalde Guzmán, comuna de Quilicura, descendieron de la micro, percatándose en ese momento que en el lugar se encontraba la Policía de Investigaciones (PDI), aparentemente realizando un operativo en un vehículo que al parecer había saqueado una tienda cercana. Cuando S.E.V.L. y J.P.A. pasaron caminando por el lugar, escucharon que funcionarios de la PDI les ordenaron que se detuvieran; en ese momento, se les acercó un funcionario que trató de detener a J.P.A, por lo que S.E.V.L lo tomó del brazo para repeler la acción, resultando un forcejeo que generó como consecuencia que el funcionario de PDI lo arrojó al suelo. Producto de esta situación, los amigos comenzaron a correr, intentando alejarse, ante lo cual los funcionarios de la PDI les gritaron amenazándolos, señalando “¡Los vamos a matar!”, tras lo cual, conforme el relato de la víctima, los funcionarios policiales comenzaron a disparar.

Como consecuencia de los disparos, la víctima, S.E.V.L., recibió impactos de perdigones en la oreja, en la cabeza, en la pierna y en la planta del pie. Una vez fueron alcanzados por los funcionarios, éstos continuaron agrediéndolos físicamente, mediante golpes de pies. Luego de la golpiza, la víctima S.E.V.L., quien debía sostenerse en un pie debido a las lesiones de los disparos, fue subido a una camioneta blanca particular, en la que se movilizaban los funcionarios de la PDI. Posteriormente, fueron subidos otros detenidos. Señala la víctima que además de la mencionada camioneta particular, los funcionarios se desplazaban en otros dos vehículos particulares, uno de ellos un Chevrolet deportivo negro y el otro correspondía a un Nissan Versa, ninguno de los cuales era institucional. Una vez arriba del vehículo, la víctima y el resto de los detenidos fueron llevados a un cuartel de la PDI en la comuna de Renca. Cuando fueron bajados del vehículo, los funcionarios de PDI acusaron a la víctima S.E.V.L., conminándolo a que realizara una supuesta confesión, diciéndole que dijera la verdad, que andaba robando, señalándole que él había sido supuestamente grabado.

Posterior a ello, los detenidos fueron subidos nuevamente a la camioneta, con el objeto de llevarlos a constatar lesiones al SAR de Renca. En dicho centro asistencial, la víctima fue asistida médicamente de sus graves lesiones por los disparos, debiendo recibir puntos de sutura en la oreja y cabeza, además de inyectarle un calmante para intentar extraer el proyectil de la planta del pie; pero debido a la complejidad de la lesión, le indicaron que debía ser derivado al Hospital más cercano, para ser atendido conforme la complejidad de sus lesiones. Sin embargo, el funcionario de PDI que conducía la camioneta le indicó a los médicos que ellos se harían cargo de llevar a la víctima S.E.V.L. a un Hospital, cuestión que no ocurrió, siendo nuevamente llevado al cuartel de la PDI de Renca.

De vuelta en el cuartel policial, siendo alrededor de las 2:00 AM del día 22 de octubre de 2019, S.E.V.L. señala que fue obligado a firmar una serie de documentos bajo amenaza por los funcionarios de PDI, quienes le señalaron que si no firmaba sería aún más golpeados, y que lo dejarían en el calabozo un día más.

Más tarde en la madrugada, la víctima, S.E.V.L., y su amigo J.P.A., fueron trasladados a otro cuartel oficial de la PDI, ubicadas en Avenida Santa María llegando a calle Mapocho. En ese lugar registraron sus huellas digitales, además de fotografiar sus tatuajes, para posteriormente, cuando llegó la mañana, ser conducidos a tribunales, lugar donde se realizó la respectiva audiencia de control de detención, y fueron formalizados por el delito de Lesiones Leves ocasionadas a una funcionaria de la PDI, en causa del 2° Juzgado de Garantía de Santiago.

Finalmente, la víctima señala que al salir de tribunales y retirar sus pertenencias, sólo le entregaron una zapatilla; y la otra, que contenía el agujero y los rastros del proyectil, había desaparecido. Una vez puesto en libertad, la víctima se dirigió hacia la Clínica Dávila, para consultar si era posible extraer el proyectil de su pie, atendido el enorme dolor que le generaba caminar; sin embargo, en el lugar le señalaron que no estaban realizando cirugías, por lo que al día siguiente se dirigió al Hospital San José para evaluar una posible operación. Es preciso señalar en un comienzo, la víctima creía que el proyectil que tenía alojado en el pie era un perdigón de goma; sin embargo, de acuerdo con el escáner practicado en la Clínica Dávila, corresponde a una bala de 9 milímetros.