Hombre Chileno 24 Años

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  • Institución del querellado
  • Carabineros
  • Delito investigado
  • Tortura
  • Lugar del evento
  • Providencia
  • Fecha del evento
  • 05-11-2019, 21:00 hrs.

Relato de la querella

El día 5 de noviembre de 2019, alrededor de las 21:00 horas, B.N.G.G. se encontraba participando de una manifestación pacífica convocada en los alrededores de Plaza Baquedano.

Movilizándose posteriormente por el Parque Bustamante, comuna de Providencia, permaneciendo con un amigo cerca de una barricada -de la que no tomó parte- hasta que llegó un gran contingente de Carabineros de Chile, pertenecientes presumiblemente a la unidad de Fuerzas Especiales, por lo que ambos procedieron a retirarse del lugar juntos, percatándose luego que funcionarios policiales los seguían de cerca, ante lo cual decidieron separarse y tomar caminos diferentes.

B., siguió caminando por calle General Bustamante en dirección al sur, y al llegar a la intersección con calle Manuel Antonio Prieto, comuna de Providencia, fue detenido en por cinco Carabineros de FFEE, quienes, sin mediar provocación alguna, lo agredieron violentamente con golpes en diferentes partes de su cuerpo, para luego subirlo a la fuerza -mientras le realizaban una llave, ahorcándolo- a un vehículo policial blindado perteneciente a la unidad de FFEE (el que mantenía pintado en el techo el N°489, pero portaba el N°14 en el parabrisas, según se observa en video que será acompañado al Ministerio Público).

Una vez al interior del vehículo de carabineros, el que se encontraba con la luz interior apagada, fue sentado a la fuerza entre las corridas de asientos para, acto seguido, ser golpeado por varios carabineros, quienes le propinaron golpes de pie, puño y con bastones de servicio, profiriéndole además insultos de corte homofóbico.

La víctima refiere que, mientras era agredido, uno de los funcionarios policiales le tomó la cabeza y comenzó a escupirle, al tiempo que otro funcionario lo forzó a abrir la boca con el objeto de que la saliva del primero entrara en ella, obligándolo además a tragar.

Tras detener las agresiones, los funcionarios encendieron la luz del vehículo, quedando frente al rostro de quien le había escupido, identificándolo como el cabo 1° Sandoval, no logrando ver la identificación del carabinero que aún lo sujetaba por la espalda ni de una carabinera que le pegó patadas de forma indiscriminada en diversas partes del cuerpo, especialmente en su espalda, quien al observar que él intentaba buscar su nombre, se cambió la piocha por una que sólo decía FF.EE.

B. señala que intentó explicarles que él no se encontraba haciendo nada, mostrándoles sus manos para evidenciar que se encontraban limpias, ante lo que recibió en respuesta frases amenazantes indicándole que no les importaba y que de igual manera lo iban a “meter preso”, seguido de varios insultos dirigidos a su persona, comenzando entonces a discutir entre ellos con cuál delito podían justificar su detención, insinuándole uno de los carabineros (moreno y de baja estatura) que bien podrían “cargarlo” con una corta pluma.

Momentos después, y sin mediar provocación, los funcionarios comenzaron a pegarle cachetadas, mientras continuaban profiriéndole insultos homofóbicos. La víctima refiere no tener noción del tiempo que permaneció al interior del vehículo policial, no obstante, indica que percibió que daban vueltas, desorientándolo.

Seguidamente, le informaron que sería llevado a constatar lesiones al Hospital de Urgencia Asistencia Pública (ex Posta Central) pero que “debían buscar un médico que revisara maricones” y así otros comentarios de la misma índole.

Al llegar a un centro asistencial, se percató que no se trataba del que le habían informado, sino que correspondía al Centro de Salud Familiar Nº1 Ramón Corvalán Melgarejo, ubicado en la comuna de Santiago. Durante el procedimiento médico, el que según lo relatado por la víctima, se llevó a cabo sin realizar un examen físico sino a través de simple observación a distancia, siempre estuvo acompañado del carabinero que lo había golpeado y escupido, notando que ambos funcionarios públicos – médico y policía- tenían una relación de amistad o de cercanía por el trato con el que interactuaban.

En ese contexto, B. se atrevió a preguntarle al mismo funcionario si lo iban a dejar en libertad, quien riéndose le dijo: “no mariconcito, ahora te vas a la mejor comisaría, la tercera, en agustinas, ahí sí te van a dar fleta”. Luego solicitó ir al baño y le fue negado en los mismos términos, indicándole que “no había baños para maricones”, no obstante, B. insistió, obteniendo esta vez la autorización para ir. Desde ese lugar y aprovechando que no le habían quitado sus pertenencias, llamó a uno de sus amigos que es Trabajador Social para dar aviso de la unidad policial a la que sería llevado y pedir ayuda.

Posteriormente fue trasladado a la unidad policial precitada, lugar en que no se le leyeron sus derechos ni se le informó el motivo de su detención, tampoco se le permitió tomar contacto telefónico con nadie. Cerca de las 03:00 horas entró a verlo el abogado de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, Pablo Corvalán, quien previamente había sido informado de su situación por el amigo que logró llamar desde el CESFAM, el cual le informó que en pocas horas debía pasar a audiencia de control de detención ante un juzgado de Garantía.

Tras la audiencia quedó en libertad y pasó un día completo sin comer debido al dolor generalizado que sentía en todo su cuerpo por los golpes sufridos. Al día subsiguiente intentó comer, perdiendo un diente de forma instantánea, certificándose posteriormente por un odontólogo, que la fractura de su pieza dental se debía a las agresiones sufridas, por lo que decidió concurrir a constatar lesiones de forma particular con el doctor M.A., consignándose que sus lesiones consistían en fractura de nariz y diversos hematomas, manteniendo además fotografías de las lesiones y un video de la detención y golpiza.