Relato de la querella
El día 28 de febrero de 2020, A.S. y su amigo F.C. se reunieron alrededor de las 17:00 horas en el metro Universidad Católica, para dirigirse luego a la Plaza Baquedano, a manifestarse pacíficamente y a repartir volantes de participación ciudadana en asambleas territoriales.
Aproximadamente a las 21:00 horas, funcionarios de Carabineros comenzaron a dispersar la manifestación con carros lanza aguas y gases, lanzando bombas lacrimógenas y disparando escopetas antidisturbios, por lo que corrieron en dirección al Parque Forestal, instante en que ambos se perdieron de vista.
Mientras A. iba corriendo por el Parque Forestal, cerca de la intersección de calle Purísima y Merced, comuna de Santiago, recibió el impacto de dos perdigones en la parte posterior de su pierna derecha.
Continuó corriendo y luego se sentó en una banca en el parque, cerca de la intersección de Ismael Valdés Vergara con José Miguel de La Barra, donde se revisó la herida. Al apretarla, expulsó uno de los perdigones, por lo que gritó pidiendo ayuda. Aproximadamente ocho voluntarios de salud se acercaron y le brindaron los primeros auxilios, limpiándole la herida.
Dado que los uniformados continuaron lanzando bombas lacrimógenas hacia donde estaban atendiendo a A., lo llevaron hacia la vereda oriente de calle José Miguel de La Barra con calle Monjitas. Ahí le extrajeron el otro perdigón, y luego lo llevaron en brazos hacia el cerro Santa Lucía, pues funcionarios de Carabineros continuaron disparando hacia donde se encontraban atendiéndolo.
En el trayecto, A. llamó por teléfono a su amigo Francisco, con quien se reunió en calle Santa Lucía con Agustinas. En el señalado lugar tomaron un taxi en dirección al Hospital de Urgencia Asistencia Pública (ex Posta Central).
En el mencionado hospital le practicaron radiografías y le suturaron la herida. Según el Dato de Atención de Urgencia Nº 01472695UU001, el informe de alta indica “Comentarios y Evolución…se observa herida de 1,5 cm en cara medial de región poplítea derecha sin sangrado activo, sin aumento de volumen, con exposición de plano adiposo…”.
Mientras estaba siendo atendido, funcionarios de la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones de Chile le tomaron declaración y se llevaron el perdigón, por lo que A. firmó unos documentos para la entrega del proyectil.
Lo dieron de alta en la madrugada del 29 de febrero de 2020 y estuvo en reposo durante una semana, pues no podía caminar por el dolor.
Posteriormente, su abuela le realizó curaciones y hasta la fecha mantiene molestias en la zona.