Institución del querellado
Delito investigado
Lugar del evento
Fecha del evento
Relato de la querella
El día 11 de noviembre de 2019, E.A.H., según su relato, se encontraba, alrededor de las 19:15 horas, en compañía de su pareja y un amigo, participando en las manifestaciones ciudadanas que se desarrollaban en el sector de Plaza Baquedano, comuna de Santiago.
La víctima se encontraba con muchos otros personas, en el sector de Vicuña Mackenna con calle Merced, frente al local “Telepizza”, cuando a esa hora empezaron a desplegarse en el lugar funcionarios de Carabineros de Chile, con el objetivo de dispersar a los manifestantes. Llegaron vehículos y desde su interior los funcionarios lanzaban lacrimógenas y disparaban perdigones a mansalva a todas las personas que estaban en el lugar, sin hacer ningún tipo de distinción, y sin que estuvieran ocurriendo incidentes violentos en el sector.
En ese momento, llegó un vehículo lanza gases que se detuvo al medio de la calle, ya que aparentemente se había quedado atascado en su parte bajo con un bloque de cemento del bandejón central. En ese momento, algunas personas rodearon el carro, a pesar de los gases que le vehículo rociaba. Desde dentro, un funcionario empezó a disparar hacia el exterior con la escopeta antidisturbios. La víctima sólo escuchó el estruendo de las escopetas y se precipitó a salir corriendo del lugar, momento en que se dio cuenta que había sido herido, ya que pudo avanzar no más de diez pasos y cayó al suelo.
En el momento en que fue herido, E. se encontraba solo, ya que había perdido de vista a sus acompañantes. Algunos manifestantes, percatándose de su estado y de sus heridas, lo llevaron al puesto de la Cruz Roja que se había instalado en el Teatro del Puente, en el sector del Parque Forestal, para que pudiera recibir los primeros auxilios.
La víctima había recibido cinco impactos de perdigón, dos en la pierna derecha, dos en la pierna izquierda y uno en el glúteo izquierdo. De los cinco impactos, tres quedaron alojados en el cuerpo en la parte posterior del cuerpo. En la Cruz Roja contuvieron parcialmente la hemorragia de las heridas, y le recomendaron ir a la urgencia de algún recinto asistencial.
La víctima logró comunicarse con su polola, quien, junto con su amigo, lo trasladaron en vehículo hasta el Hospital El Carmen, en la comuna de Maipú. En ese lugar, le tomaron radiografías, confirmando que se encontraban incrustados un perdigón en el glúteo izquierdo, uno en la pantorrilla izquierda y otro detrás de la rodilla derecha. Este último pudo ser extraído porque estaba un poco más superficial. Sin embargo, la extracción de los otros dos fue considerada riesgosa por los médicos.
Algunos días después, la víctima se dirigió a la Clínica Astra de Maipú, donde le dijeron que la extracción del proyectil de la pantorrilla involucraría un compromiso muscular importante, por lo que no era recomendable. Asimismo, le indicaron que el proyectil en el glúteo se encontraba alojado a una profundidad tal que hacía riesgosa su extracción.
A la fecha, la víctima aún tiene dos perdigones dentro de su cuerpo. Producto de sus lesiones, debió hacer reposo absoluto por alrededor de tres semanas y permanecer por a lo menos, 2 meses sin realizar sus actividades físicas normalmente.