Relato de la querella
El día 24 de octubre de 2019, alrededor de las 14:00, según su relato, se encontraba con un amigo participando en una marcha en el sector de Plaza Baquedano.
Los jóvenes iban transitando por la Alameda Libertador Bernardo O’Higgins desde Plaza Baquedano en dirección de oriente a poniente, con la idea de juntarse en el Palacio de la Moneda con otra manifestación que se dirigía hasta ahí desde el sector poniente de la ciudad. En ese momento, funcionarios de Carabineros comenzaron a dispersar la manifestación con la clara finalidad de impedir el tránsito de los manifestantes hacia el centro, para lo cual usaron en forma masiva e indiscriminada bombas lacrimógenas y escopetas antidisturbios.
En tales circunstancias, la víctima iba transitando con las manos arriba en señal de no agresión, cuando sintió que cinco bombas lacrimógenas fueron disparadas y luego escuchó varios disparos de escopeta antidisturbios, instante en que levantó la vista alertado y vio que varias personas caían heridas producto de los disparos recibidos, especialmente en el rostro.
Producto de este ataque, la víctima recibió 6 impactos de munición de perdigón en diferentes partes del cuerpo, 2 de ellos en la parte posterior de la pierna derecha, 2 en la pierna izquierda, 1 en el abdomen y 1 en el brazo derecho. Asimismo, vio que varias personas caían heridas producto de los disparos recibidos. La víctima señala que no pudo identificar a sus agresores debido a que se encontraban cubiertos y a una distancia que no permitía identificarlos con precisión.
A pesar de las heridas, la víctima intentó alejarse del lugar lo más rápido que pudo, y se dirigió a un puesto de asistencia médica instalado por voluntarios de la Cruz Roja que estaban atendiendo en un edificio por calle Irene Morales, en dirección al Parque forestal. En ese lugar, lograron sacarle tres de los seis perdigones que tenía alojados en el cuerpo. Posteriormente, lo trasladaron a calle Pío Nono, fuera de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, donde otro grupo de voluntarios que prestaban asistencia le extrajeron un perdigón más.
Esa misma noche, la víctima concurrió a la Clínica Bupa, ya que aún le quedaba un perdigón alojado en su pierna izquierda, en la zona de la ingle, muy cerca del 3 testículo, y que le generaba mucho dolor. En la clínica le realizaron extracción del perdigón. Finalmente, con las curaciones pudo extraer el último de los proyectiles que le quedaba incrustado.