Relato de la querella
La víctima de iniciales P.I.Z.B. empezó a correr hacia la acera oriente de la Avenida Vicuña Mackenna, escuchando que Carabineros le gritaban “para concha tu madre o te mato”. En ese contexto, sintió un automóvil acelerando, percatándose que 3 un furgón lleno de Carabineros se sumaba a la persecución, los cuales logró esquivar y girar en dirección norte. En ese instante la victima refirió que el furgón intentó atropellarlo, dado que se acercó y aceleró, incluso yendo contra el tránsito, por lo que P.I.Z.B. debió saltar una valla, lo que provocó que el móvil casi chocara con un taxi, permitiéndole a la víctima seguir huyendo, mientras escuchaba los gritos de su hermana pidiendo ayuda llorando para que no la siguieran golpeando.
Ante tales gritos de su hermana, la víctima P.I.Z.B. acudió en su auxilio, cruzando la calle, momento en que sintió motocicletas tras él acelerando, siendo impactado por la espalda por una de ellas -acto que dejó marcas de las llantas en su short- cayendo consecuentemente al suelo. El Carabinero que conducía la motocicleta también cayó de la misma en ese instante. Enseguida, P.I.Z.B. se levantó con dificultad, alzó sus brazos en señal de acatamiento y un grupo de efectivos policiales se abalanzaron sobre él, agrediéndolo en el acto. Mientras dos carabineros lo tiraron al piso, otros funcionarios le propinaron golpes de pies y puños en la cabeza, brazos, torso y piernas, mientras le gritaban “No te gustó andar prendiendo hueas, conchetumadre”. A su vez, le ordenaban que “pon las manos atrás conchetumadre” y así poder esposarlo, pero la víctima no podía realizar tal acción dado que estaba utilizando sus brazos y manos para protegerse de los golpes.
Seguidamente, una vez reducido y esposado, uno de los funcionarios puso su pie sobre la cabeza de la víctima, mientras otro Carabinero le abrió la boca a la fuerza, echándole puñados de maicillo que encontró en el suelo del lugar y lo obligó a tragar. El agresor puso su mano en la boca del afectado, gritando “traga culiao conchetumadre”, pero la víctima no podía tragar, no tenía sensibilidad en su boca, se ahogaba con el maicillo, sentía que se estaba asfixiando, mientras seguían propinándole golpes. Sentía, en definitiva, que se iba a morir.
Inmediatamente, ingresaron a la víctima al furgón policial, refiriendo que este momento no sentía su cuerpo, estaba desorientado, no le dijeron el motivo por el cual4 estaba siendo detenido ni tampoco le leyeron sus derechos. Dentro del móvil iban dos personas más que no conocía. De pronto, el vehículo se detuvo, instante en que ingresaron a un amigo de su hermana, de iniciales F.V.B. quien los acompañaba previamente. P.I.Z.B. se desmayó producto de los golpes recibidos.
F.V.B. refirió que cuando llegaron a la Comisaría, los Carabineros que los recibieron señalaron que a los funcionarios aprehensores “se les pasó la mano con estos huevones y tendremos que llevarlos a constatar lesiones”. Por lo que los trasladaron al Consultorio N° 1 de Santiago Ramón Corvalán, lugar donde P.I.Z.B. recuperó la consciencia.
Mientras esperaban ser atendidos, y en circunstancias que eran resguardados por más de diez Carabineros, la víctima P.I.Z.B. solicitó ir al baño, a lo que accedieron, pero con la luz apagada y con la puerta abierta, con todos observándolo mientras orinaba. Seguidamente, les preguntó el motivo de la detención, y ellos le respondieron: “Mira culiao, fue tan lindo sacarte la chucha y atropellarte”, “Te creías muy valiente el conchasumadre”, “fue bonito sacarte la chucha”.
En tales circunstancias, llegó la madre de la víctima P.I.Z.B. al Consultorio, quien logró ver por un momento a su hijo, le limpió el maicillo que tenía en la cara y le preguntó a los Carabineros por qué le habían hecho eso. Ella logró llegar al lugar gracias a que F.V.B. había activado su ubicación en su teléfono móvil.
Seguidamente, entró a la sala para que lo revisara el médico de turno, quien ni siquiera lo miró. La víctima dijo expresamente a los Carabineros y al doctor que los golpes que tenía los había recibido de los efectivos policiales aprehensores, sin que él los provocara. Agregó que no le evaluaron sus signos vitales, ni practicaron el examen físico de rigor, sino que solo realizaba anotaciones en un computador.
Posteriormente, los trasladaron de vuelta a la Comisaría. En el trayecto, ingresaron otros detenidos al carro policial, uno de ellos en estado de ebriedad quien llamaba a los Carabineros, por lo que un funcionario les manifestó a los detenidos: “déjense de hueviar o les echamos bencina y les prendemos fuego a todos los conchesumadres y se queman vivos todos”, lo cual asustó a P.I.Z.B., quien creyó en la seriedad y verosimilitud de dichas amenazas.
Al llegar nuevamente a la Comisaría, recién P.I.Z.B. se enteró que se trataba de la 4ta Comisaría de Santiago. Durante el procedimiento, los funcionarios taparon sus parches de identificación, mientras otros no los portaban, especialmente cuando se acercaban a la víctima, quien refirió que recuerda que el funcionario aprehensor que lo esposó y agredió en reiteradas oportunidades era el Cabo 1ero T., a quien reconoce porque llegó cuando estaban constatando lesiones y manifestó “sáquenle las esposas a ese conchesumadre, que nos vamos”, entregando los detenidos a los funcionarios de la Comisaría.
Posteriormente, y a fin de dejarlos en libertad, les hicieron el procedimiento de perfil biométrico, pero P.I.Z.B. sufre de hiperhidrosis, lo que hace que su huella no tenga suficientes caracteres para ser identificada, por lo que un Carabinero le manifestó “No tenis huellas por andar prendiendo hueas con bencina conchetumadre”, lo que el afectado insiste en que jamás ocurrió, ya que solo estaba caminando hacia su domicilio y jamás realizó actos ilícitos. Además, agregó que funcionarios de la Comisaría le manifestaron que los Carabineros que lo detuvieron eran de la 42° Comisaría de Santiago, de Fuerzas Especiales. Seguidamente, lo obligaron a firmar actas que no le permitieron leer y lo liberaron.
Una vez reunido con su familia, llevaron a P.I.Z.B. al Hospital Clínico de la Universidad Católica, lugar en que le realizaron exámenes y prescribieron medicamentos para el dolor. La Epicrisis emitida por dicho Centro de Salud señala en lo medular como Diagnóstico de alta: “Agresión por medios no especificados”. Además, emitieron el informe médico N° 006574, que señala en lo medular: “Diagnóstico clínico de las lesiones: contusión y erosión en región frontal cigomática derecha contusión 1/3 medio brazo izquierdo. Erosiones en ambas extremidades. 6 Diagnóstico Médico Legal de las lesiones: Leves.” Lo dieron de alta, por lo que concurrió a su domicilio.
Por último, cabe consignar que la víctima señaló que el actuar de los Carabineros le pareció injusto, violento y desmedido; que quedó con marcas de la paliza recibida; que debió permanecer una semana sin poder movilizarse producto del dolor de los golpes; que el momento más violento fue cuando le abrieron la boca obligándolo a tragar maicillo, sintiéndose torturado y violentado profundamente; y, que hasta el día de hoy tiene problemas para salir y no padecer pánico por la experiencia vivida, donde resultó especialmente impactante oír a su hermana gritar pidiendo ayuda.
En este sentido, la madre de la víctima refiere que el solo el hecho de recordar esta situación hace que sus hijos suden y entren en pánico al pensar los detalles. Además, agregó que las lesiones de su hijo en su cabeza, que resultó con múltiples cototos, y otras en su cuerpo, tardaron aproximadamente un mes sanar, mientras que la herida del brazo izquierdo -que al parecer sería un producida por un impacto de proyectil que la víctima desconoce cuándo la recibió- sanó luego de un mes y medio aproximadamente.