Relato de la querella
El día 28 de enero de 2020, aproximadamente a las 19:00 horas, la víctima L.I.S.O., cédula nacional de identidad 18.880.935-9, se encontraba participando de una manifestación ciudadana en las cercanías de la Plaza de Puente Alto, luego de asistir a una marcha que avanzó desde la estación de Metro Protectora de la Infancia hasta el centro de la comuna.
En dichas circunstancias, los manifestantes empezaron a ser dispersados por funcionarios de Carabineros de Chile con gases lacrimógenos. La víctima entonces caminó por calle Sergio Roubillard y al llegar al sector del Edificio Caracol, vio a una mujer que gritaba que era menor de edad, vestida con jeans, y polera negra, siendo agredida por un grupo de Carabineros con vestimenta de Fuerzas Especiales, por lo que instintivamente acudió a socorrerla. La víctima agregó que eran seis funcionarios, tres de ellos que cubrían sus rostros con máscaras de gas y otro portaba una carabina lanza gases.
En ese instante y de acuerdo a su relato, los efectivos policiales al ver que eran interpelados se abalanzaron sobre él, golpeándolo con sus bastones de servicio y patadas en distintas partes de cuerpo, reduciéndolo y logrando tomarlo detenido. Enseguida, lo trasladaron entre amenazas y golpes hasta la patrulla que se encontraba estacionada hacia el poniente, en intersección de calle Santo Domingo. En ese momento, personas que se encontraban en el lugar intentaron ayudar a la víctima, pero los Carabineros los amenazaron, logrando subir al 3 afectado por el portalón de una SUV marca Dodge, modelo Durango, de colores y accesorios institucionales de Carabineros de Chile. El vehículo comenzó su marcha y, durante el trayecto, uno de los uniformados que iba sentado en la segunda fila de asientos le dio innumerables golpes punzándolo con su bastón de servicio en su cabeza, costilla y hombros.
Minutos más tarde, la víctima relata que el vehículo detuvo su marcha y llegaron a un sitio eriazo colindante con el supermercado Tottus ubicado en las intersecciones de Avenida Eyzaguirre con calle Balmaceda de la misma comuna. Al llegar al lugar, lo bajaron violentamente, lo obligaron a arrodillarse, forzándolo a mirar el suelo, fue entonces cuando uno de los Carabineros le dijo “ya hueón, no te gustaba estar manifestándote” y le propinó golpes con su bastón de servicio en sus costillas por el lado izquierdo, provocando que la víctima quedara sin aire y con dificultades para respirar. Inmediatamente, una mujer Carabinero de contextura gruesa, pelo oscuro, que tenía su rostro descubierto gritó “Traigan la vaselina que está en la camioneta para meterle la luma por el hoyo a este conchesumadre”. La víctima interpeló a la uniformada y por eso en el acto recibió tres violentas bofetadas. A continuación, un uniformado sacó su arma de servicio y se la puso en la sien a la víctima que en todo momento se mantuvo arrodillado, y preguntó: “¿Ya cabros quién quiere darle el tiro de gracia a este culiao?”, “no le gusta estar hueviando al saco de huea’” entonces, otro uniformado dijo “yo”, tomando el arma de fuego y dijo “¡No le sacaste el seguro!”, haciendo el movimiento que produjo el ruido característico de dicha acción.
De acuerdo al relato entregado por la víctima, entre lágrimas y súplicas en ese momento sacó de uno de sus bolsillos su teléfono celular y les mostró a los uniformados el fondo de pantalla donde sale su pequeño, pidiéndoles que por favor no lo mataran porque tenía un hijo y aquel niño lo necesitaba. Luego bajó el arma a ras de piel desde su sien hasta unos cinco centímetros más debajo de su 4 cuello donde con la punta del cañón le dio un golpe en la parte superior de su pecho, simulando que le disparaba. Estaba en eso cuando otro uniformado lo pateó por la espalda cayendo de bruces contra suelo, luego fue levantado por su melena y entre golpes e insultos fue llevado hasta un Retén Móvil que había llegado hasta el lugar.
La víctima después de estas agresiones quedó con dificultades para respirar y así se los representó a los uniformados inútilmente, ya que de acuerdo a su relato, actuaban con una inhumanidad total. En el carro fue obligado a sentarse en una silla y un uniformado sacó una navaja tipo “Mariposa” con la que amenazó a la víctima, y sacó de un corte una máscara anti-gas que portaba, le hizo innumerables cortes a los filtros de la máscara y luego lo obligó a que se la pusiera, la víctima respondió que ¿cómo se la podría poner si estaba inservible?. De acuerdo al relato del joven, el uniformado insistió amenazándolo con el arma blanca, por lo que se la colocó como pudo, entonces el uniformado lo golpeó y le dijo “¡No te gusta andar hueveando! ¡Pajarón culiao!” Y luego le dio más golpes de puño y bastón, sin importarle que cada vez se agudizaba más su dificultad para respirar. Durante este trayecto, uno de los efectivos policiales tomó la mochila de la víctima, quedándose con la billetera y el celular del afectado, a quien le exigieron que desbloqueara el móvil.
Luego los uniformados subieron a otra persona de sexo masculino de unos veinte años de edad, con quien fueron bajados del carro policial e ingresados por la puerta de acceso de público de la 20| Comisaría de Puente Alto, donde tuvieron que pasar por el medio de siete Carabineros que les hicieron un “callejón oscuro” y en el que fueron escupidos y golpeados.
Ingresaron al sector donde están los calabozos, sin ingresarlos en calidad de detenidos, momento en que se presentó un Carabinero de la unidad que vestía uniforme, calvo y que utilizaba anteojos, quien le ordenó al resto de los 5 funcionarios que lo dejaran, indicando de acuerdo al relato de la víctima que ya había sido “suficiente”, luego les preguntó si quería ir al baño a tomar agua y la víctima asintió.
Estaba tomando agua cuando del dolor y la dificultad para respirar cayó al piso, en ese momento, unas personas que estaban detenidos en los calabozos gritaban solicitando que lo ingresaran al calabozo con ellos para que ellos “le hicieran cariñitos”. En ese instante, la víctima los interpeló y el Carabinero calvo y con anteojos lo tomó y le pidió su cédula de identidad, la víctima respondió que su mochila, con su porta documentos los tenían los carabineros que lo habían llevado hasta la unidad, entonces, uno de los carabineros le tiró sobre su cuerpo su mochila y su cédula de identidad, la cual había roto en mitades y la pegó con cinta adhesiva, diciéndole “Toma hueón ahí salís mah bonito”. Ahí revisó sus pertenencias y comprobó que cinco mil pesos que portaba habían sido sustraídos.
A continuación, el Carabinero calvo y de anteojos ya señalado, le hizo firmar el libro de Control de Identidad, donde a las 21:10 se registró su nombre, rut y firma, y le ordenó que se retirara de la unidad policial, previo a salir antes del portón de acceso el mismo grupo de uniformados del ingreso a la unidad policial, les hicieron otro “callejón obscuro”, abrieron el portón y los echaron a la calle, luego los uniformados se subieron al mismo Retén móvil y les gritaron que se fueran corriendo porque de lo contrarios los iban a tomar detenidos.
La víctima apenas podía mantenerse en pie, con una insuficiencia respiratoria marcada, por lo que fue auxiliado por la otra persona junto a quien se le hizo el control de identidad, quien lo acompañó hasta el Consultorio Alejandro del Río, desde donde en un vehículo particular fue trasladado de urgencia hasta el Hospital Sótero del Río. Producto de estos hechos, la víctima sufrió entre múltiples contusiones una fractura costal que le perforó el pulmón en dos partes. Ello causó coágulos y sangre que debió ser drenada de su pulmón para que pudiera respirar.
Tomando conocimiento de estos hechos, el Instituto Nacional de Derechos Humanos concurrió hasta el Hospital Sotero del Río, lugar en que seis días después de la golpiza la víctima aún se encuentra hospitalizada.