Relato de la querella
El Instituto Nacional de Derechos Humanos ha tomado conocimiento de hechos, que según el relato de las víctimas, don B.A.A.I. y don F.A.D.L.F.I., acaecieron de la siguiente manera:
El día 20 de octubre del año 2019, alrededor de las 13:30 horas, don B. se encontraba manejando su vehículo Chevrolet Prisma, placa patente LCZ26, de color gris, en compañía de sus primos, don F.D.L.F.I y don S.M. Don Bastián refiere que, mientras transitaba por calle Sánchez Fontecilla, en dirección al norte, en la comuna de Peñalolén, observó un atochamiento de vehículos, por lo que decidió doblar por calle Los Presidentes en dirección hacia el oriente. Mientras el conductor realizaba el viraje se percató que detrás de su vehículo se encontraban dos patrullas policiales, con la sirena encendida, por lo que se orilló para tomar contacto con los funcionarios policiales.
Una vez que don B. detuvo la marcha, los pasajeros sintieron fuertes disparos efectuados por Carabineros, directamente hacia el vehículo, impactando balines en las dos puertas traseras, así como en la puerta del copiloto. Inmediatamente después, un Carabinero que se encontraba en la puerta del copiloto, apuntó directamente a la cara de don F. -por lo que él se agachó lo más rápido que pudo disparándole a un metro de distancia aproximadamente, impactando tres perdigones en su cuello, de los cuales se incrustó uno de ellos. Cabe destacar que luego de la agresión don F. sintió un profundo terror al advertir que un objeto contundente había impactado en su cuello.
Además, uno de los perdigones impactó a don B. en su rodilla derecha. Luego, los pasajeros fueron obligados a descender del vehículo. Sin motivo aparente los Carabineros se comportaron de forma sumamente agresiva con don Bastián, lo arrojaron al suelo, le amarraron las manos con un plástico y una vez en el suelo le propinaron tres golpes de patadas y palos en la cabeza, ocasionándole la fractura de dos piezas dentales, específicamente los incisivos centrales.
Posteriormente, don B. y su primo F., fueron obligados a ingresar al carro policial, indicándoles los Carabineros que serían detenidos por robo y desórdenes en la vía pública -aun cuando no habían participado en ilícito alguno-siendo trasladados hasta la 43° subcomisaría de Peñalolén, ubicada en calle los Presidentes con calle Caracas (muy cerca del lugar de la aprehensión).
En el momento de descender del carro policial ambos fueron golpeados, siéndoles propinados golpes de puño y patadas.
Una vez en la comisaría, don B. debió permanecer alrededor de dos horas sentado en el suelo, con la herida en su rodilla abierta, hasta que, alrededor de las 16:30 fue trasladaron al Hospital Luis Tisné Brousse – más conocido como Hospital Cordillera- con el objetivo de constatar las lesiones y tratarle la herida de su rodilla a través de puntos. El acta de constatación de lesiones indica lo siguiente (cito textual): “Herida por arma de fuego en rodilla derecha hace 1.5 hrs (…) Complemento diagnóstico: Herida compleja de muslo derecho. Fracturas dentales (incisivos centrales).”
Alrededor de las 18:30 volvió de la constatación de lesiones a la Comisaría y lo encerraron en un calabozo, con su primo F. y S..
Finalmente, a las 23:00 horas aproximadamente, y sin explicación alguna, los detenidos fueron informados de que podían regresar a sus hogares entregándoles un salvo conducto para poder estar en el exterior en el toque de queda.
Producto de los hechos descritos precedentemente las funcionarias y funcionarios de la salud prescribieron a Don B. 90 días de licencia médica. En cuanto a la herida de la rodilla, aun mantiene la cicatriz, y le duele al caminar. En relación con las piezas dentales, don Bastián se encuentra en tratamiento de forma particular. Le implantaron dientes de acrílico a la espera de los definitivos.
El día 11 de noviembre del año 2019, don B. A. concurrió a la Fiscalía Local de Peñalolén con el objeto de prestar declaración respecto de los hechos materia de la presente querella, siendo asignado el número de ruc: 1901180902-5.
Respecto de las heridas de don Franco, éstas fueron curadas por su tía J. I. –madre de su primo Bastián- quién le realizó curaciones. Sus heridas cicatrizaron alrededor de tres semanas luego del acaecimiento de estos hechos, sin embargo aun mantiene uno de los perdigones incrustado en el cuello.