Hombre Chileno 17 Años

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  • Institución del querellado
  • Carabineros
  • Delito investigado
  • Tortura
  • Lugar del evento
  • San Carlos
  • Fecha del evento
  • 12-11-2019, 14:00 hrs.

Relato de la querella

El día 12 de noviembre del 2019 pasadas las 14:00 horas R.E.E.G., de 17 años de edad, salió de su casa ubicada en el callejón Los Palacios, sin número, parcela 8 de San Carlos, caminaba con destino a la multicancha de la alameda para jugar basquetbol. Al pasar por el centro de la [Escriba aquí] 2 comuna se detuvo a mirar, porque había una manifestación, sentado y tranquilo desde una camioneta afuera del municipio al lado del automóvil municipal que usa el alcalde.

Hay personas que pueden dar testimonio de esto y de que el adolescente no provocó o generó una situación que ameritara ser detenido, de la forma en que carabineros procedió esa tarde, contraria al protocolo que rige para estos casos.

Alrededor de las 15:00 llegó desde Chillán hasta las afueras del municipio de San Carlos, el dispositivo de fuerzas especiales. Sabemos que de las operaciones policiales estuvo a cargo el prefecto de Ñuble, coronel J.P.

El alcalde de San Carlos al salir del municipio era increpado (“funado”) por un grupo de personas que, sin violencia ni armas, gritaban consignas en su contra en el contexto de las manifestaciones sociales en el país y le impidieron el paso al vehículo en que pretendía salir del lugar.

Allí R.E.E.G. se sumó al bloqueo del tránsito del vehículo fiscal, sin más que pararse en la calle frente al auto sin golpear, ni dañarlo. Él refiere que no hubo acción violenta de su parte, que solo resistía pasivamente. No recuerda cuál de los carabineros fue el que, en ese momento, le pegó el “lumazo” en la cara, una marca hasta la fecha en el pómulo da cuenta de aquello. Aturdido, con mucho dolor, fue reducido por varios policías, fue conducido a un sector detrás de una estatua, en que no había mayor visibilidad, allí con aprovechamiento de esa ventaja, lo golpearon con puños en las costillas, le forzaron dedos, brazos y muñecas, le asfixiaron apretando su cuello.

Para una mejor ilustración de S. Sa. del relato que R.E.E.G. hace del hecho reproduzco: “solo me paré al igual que todos frente al auto y sin siquiera darme cuenta un carabinero me pegó un lumazo en toda mi cara que me dejó la cara rota y con mucho dolor después de eso entre tres carabineros me tomaron y me llevaron detrás de la estatua que se ubica en la municipalidad y que tiene un espacio escondido, me retuvieron ahí mientras me pegaban ahí no existía visibilidad para afuera y se aprovecharon de la circunstancia para pegarme agarrarme del cuello contra la pared y doblarme las manos, me torcieron los dedos, me doblaron los brazos de forma desproporcionada me pusieron un golpe en las costillas luego de eso me subieron a la micro y cuando me subieron los carabineros estaban agrediendo con golpe de puño a los demás detenidos que eran dos personas que desconocía su nombre pero si recuerdo el nombre de un cabo que nos agredió y era el cabo Urra, arriba de la micro me golpearon con las rodilleras de plástico que llevan los carabineros y al estar todos en la micro los carabineros se retiraron los nombres de forma que no pude identificar los nombres de los demás carabineros”.

Los carabineros dispersaron a los manifestantes que bloqueaban el paso de la autoridad comunal y procedieron a disolver la protesta.

Este querellante estuvo esa tarde en San Carlos en tareas de observación, junto al abogado que patrocina. Llegamos casi inmediatamente de terminada la manifestación. Personas que estaban en la plaza nos reclaman e informan de la detención de varios jóvenes, entre ellos el adolescente.

Requerí de un carabinero del piquete apostado afuera del municipio me informara ¿quién era el jefe del dispositivo?, éste oficial – un teniente sin identificación – respondió “mi coronel”.

Nos dirigimos a la comisaría, allí pedimos información de detenidos y nuestro interés en visitarlos. Se nos pidió esperar al jefe. Desde el segundo piso bajó a atendernos directamente el coronel J.P., quien nos pidió subir al segundo piso. Allí al subir, en la oficina contigua del segundo piso el abogado B.L. pudo ver al general Sepúlveda, el jefe de zona, quien estaba sentado en un escritorio a quien saludó, con buenas tardes, desde afuera a la distancia.

El coronel J.P., intentó explicarse ante nosotros, quiso establecer un diálogo y una expresa voluntad de conciliar procedimientos con el INDH; aquello fue escuchado sin comentario de nuestra parte y, atendida la demora – ante el requerimiento del abogado – de ver a los detenidos, llamó al comisario y ordenó que pudiéramos visitarles.

Al bajar, al primer piso en la sala de guardia estaba el joven R.E.E.G. Pudimos ver al muchacho emocionalmente afectado, con llanto contenido, visiblemente golpeado, contenido por su hermana a quien habían permitido ingresar en el intertanto. Conversamos a solas con él, refirió la golpiza, el maltrato de obra y palabras amenazantes a las que se le sometió al detenerlo, al reducirlo, al trasladarlo y al ingresarlo al calabozo.

Nos relató que dijo ser adolescente, menor de edad, a la policía y que pidió ser tratado como tal, pero que no fue escuchado. Señaló que no fue informado del motivo de su detención y que sus derechos no le fueron leídos. Dice que en el calabozo escucharon de los propios carabineros de la presencia de observadores del INDH y que, a partir de ese momento, el trato cambió diametralmente. Hubo consideraciones personales, ya no hubo garabatos, ni amenazas, se les llevó al hospital y se constataron sus lesiones.

Fue controlada su detención en causa RIT 1800-2019, RUC: 1901222290-7, del Juzgado de Garantía de San Carlos y se le imputa el delito de delito desórdenes públicos art. 269 (no falta del cód. 13035) y daños