Hombre Chileno 34 Años

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  • Institución del querellado
  • Carabineros
  • Delito investigado
  • Apremios ilegítimos
  • Lugar del evento
  • Arica
  • Fecha del evento
  • 21-10-2019, 23:00 hrs.

Relato de la querella

El día martes 21 de octubre de 2019, la víctima, se encontraba en horas de la noche en las medianías de la Rotonda Tucapel de la ciudad de Arica en una manifestación ciudadana pacífica. En dicho contexto, funcionarios de Fuerzas Especiales de Carabineros de Chile, comenzaron a usar gases lacrimógenos y escopetas antidisturbios contra la población civil con el objetivo de disolver la manifestación, sin respetar el marco de legalidad establecido para el uso de este tipo de armas por parte de agentes estatales, en los procedimientos de resguardo del orden público.

La víctima se encontraba manifestándose pacíficamente haciendo ruido con una piedra en las barandas de la rotonda de Tucapel, Arica, lugar donde había familias con niños y personas de todas las edades. De pronto, entre las 22 y las 23 horas, señala la víctima que se escucharon varios disparos provenientes de las fuerzas de Carabineros dirigidos hacia la gente que se encontraba en la rotonda Tucapel, y las personas reaccionaron huyendo hacia diferentes direcciones. Alejandro junto a un primo corre a resguardarse en dirección hacia la población Carlos Pezoa, momento en que, desde el lubricentro “Baltolú” ubicado a pocos metros de la rotonda Tucapel, Carabineros le dispara por la espalda, recibiendo tres perdigones: uno en su cabeza, otro en la cadera y un tercero en la pierna. Luego de recibir estos impactos continúa corriendo por los pasajes en dirección a calle Tucapel hacia su domicilio. Al percatarse que tenía incrustado un perdigón en la cabeza llama a una prima que se encontraba auxiliando a otras personas heridas. Su familiar junto a un grupo de jóvenes estudiantes de enfermería, le extraen el perdigón incrustado en la cabeza y le realizan una rápida curación. Alejandro desiste de ir al hospital o hacer la denuncia debido a su desconfianza en las instituciones y además porque ya sabía de qué a otras personas heridas con perdigones en circunstancias similares las habían atendido de mala forma en el hospital. Por ello es que, al día siguiente de manera particular, dos enfermeros le realizan otras curaciones. Le explican que la herida era para puntos pero como habían pasado muchas horas el tejido ya había comenzado a cicatrizar.