Mujer Chilena 21 Años

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  • Institución del querellado
  • Carabineros
  • Delito investigado
  • Tortura
  • Lugar del evento
  • Estación Central
  • Fecha del evento
  • 29-03-2020, 16:00 hrs.

Relato de la querella

El día 29 de marzo de 2020, aproximadamente a las 16:00 horas, la víctima, una mujer de 21 años, quien presentaba un embarazo de entre 5 a 6 semanas de gestación, según consta en ecografía realizada el día 18 de marzo de 2020 en la Asociación Chilena de Protección la Familia (APROFA), iba caminando en dirección a su domicilio, ubicado avenida 5 de Abril N°4818 B, Villa Francia, comuna de Estación Central, por la misma avenida, justo entre la calle Quemchi y avenida Luis Infante Cerda, cuando percibió gases lacrimógenos en el ambiente, observando la presencia de carros policiales y funcionarios de fuerzas especiales por el sector, por lo que decidió cubrir su rostro con una pañoleta y comenzar a caminar entre medio de los Blocks (edificios pequeños residenciales) para acortar camino hasta la entrada de su domicilio, la que se ubica justo en la esquina del pasaje Los Bosques con avenida Luis Infante Cerda.

En ese contexto, se encontró de frente con un carro lanza gases de carabineros, el que se encontraba apostado entre los blocks, el cual comenzó a tirar gas lacrimógeno hacia las viviendas, por lo que se devolvió a avenida 5 de abril, observando en ese momento un piquete de Fuerzas Especiales que venía corriendo por la avenida disparando con escopetas antidisturbios y carabinas lanza gases, dicha situación la asustó y comenzó a correr gritando que no estaba haciendo nada y que 3 estaba embarazada. Los funcionarios que corrieron tras de ella le ordenaron que se quedara donde estaba, deteniéndose la víctima justo en avenida 5 de Abril N° 4818 A, cerca de una peluquería, la que levantó sus manos en gesto de paz, no obstante, uno de los funcionarios le proporcionó de inmediato un golpe de pie en la espalda baja, provocando su caída al suelo, momento en que la víctima refiere haber sentido un fuerte golpe en su abdomen bajo, acto seguido, uno de los funcionarios puso su rodilla sobre su espalda baja, lo que le generó más presión en el vientre bajo, impidiéndole incluso su respiración, siendo mantenida por varios minutos reducida en dicha posición.

Posteriormente, V. fue levantada entre tres carabineros, momento en que les reiteró a los funcionarios que no estaba haciendo nada, que se dirigía a su domicilio, el que se encontraba a metros del lugar y que estaba embarazada, no obstante, uno de los funcionarios procedió a doblarle el brazo derecho hacia atrás y otro comenzó a ahórcala, mientras que el tercer funcionario la tomaba fuertemente del brazo izquierdo, arrastrándola de esa forma hasta un furgón grande de FFEE, el que describe como una especie de micro de color verde.

La víctima agrega que, durante su detención, además de ser agredida física y verbalmente, los funcionarios le rompieron sus lentes ópticos.

Tras ser subida al vehículo policial, la víctima comenzó a sentir de inmediato contracciones, lo cual le informa a los funcionarios, momento en que uno de los carabineros la insulta, indicándole que era “una roja de mierda”, “que andaba puro hueviando en la calle” “que era una encapuchada” y le ordenó callarse, nos obstante, la víctima continuó insistiendo en su malestar, instante en que comenzó a ingresar gas lacrimógeno al interior del vehículo, el cual se llenó gas. V. refiere que comenzó a ahogarse y sus contracciones comenzaron a intensificarse, comenzando a sentir que bajaba un líquido por su cavidad vaginal.

Ante dicha situación, V. comenzó a llorar desesperada y les suplica a los funcionarios por asistencia médica, comunicándoles lo que le estaba ocurriendo, pero estos la volvieron a callar y a insultar.

La víctima refiere que estuvo alrededor de 30 minutos en el vehículo policial con sangrado vaginal y que durante ese periodo los funcionarios que iban a bordo se dedicaron a humillarla, intimidarla y a burlarse de ella, pese a que continuaba suplicando que la llevaran a algún centro asistencial, así relata que le preguntaban por el padre de su bebé, le decían “que era un huacho”, “que andaba puro hueviando”, sacaban sus lumas y se las mostraban, se reían de ella e incluso la grabaron con una cámara go pro que andaba trayendo uno de los funcionarios en el pecho, la que tenía una parte de color amarillo.

Una vez trascurrida aproximadamente media hora, V. señala haber sido cambiada a un furgón de fuerzas especiales, conocido popularmente como “el carnicero”, momento en que le quitaron su teléfono celular. Durante el trayecto, la víctima refiere que mientras ella se retorcía de dolor los funcionarios policiales comenzaron a sacarse fotografías ellos mismos, procurando que no salieran sus rostros, ni identificaciones, sino que parte de sus cuerpos y del carro, mientras a la vez continuaron insultándola, señalándola como “fea culiá” “roja culiá” “pa qué andai hueviando en la calle”, escuchando en un momento que uno de los funcionarios le dijo al aparecer a un superior, que la mujer estaba teniendo una pérdida, el cual le respondió “que tenía que reírse”, “que era divertido”, “que ellos se divertían”, además durante todo el camino golpeaban las paredes y la puerta del carro para intimidarla.

Al llegar a la 58° comisaria de carabineros de Estación Central, la víctima solicitó de inmediato que la llevaran a un baño, al cual concurre bajo la vigilancia de una carabinera, momento en que se percata que tenía un sangrando profuso, lo cual fue informado por la carabinera que la estaba vigilando y por ella misma a los funcionarios, quienes la ignoraron y procedieron a tomar sus huellas.

Posteriormente fue trasladada a un centro asistencial, indicando la víctima que el carro era manejado con brusquedad, provocando que se cayera y golpeara nuevamente en el trayecto.

Al llegar al centro asistencial, el CESFAM Padre Vicente Irarrazabal, fue atendida por un médico de turno, el que, según el relato de la víctima, habría minimizado sus lesiones, ya que le señaló textualmente “que no tenía nada a simple vista”, observando sólo sus heridas visibles, sin examinarla en profundidad y al indicarle de su sangrado, el que era visible en sus ropas, le indicó que no podía hacer nada, que no podía revisarla, porque no era su especialidad, derivándola a la Unidad de Urgencias de Maternidad del Hospital San Borja Arriarán.

Al llegar a dicha unidad, fua atendida por la Matrona Perla Alejandra Balanda Torrealba, quien según refiere la víctima, le proporcionó golpes en el brazo para que se recostara en la camilla, empujándola bruscamente hacia atrás para que se recostara, mientras que a la vez, V. solicitaba no ser revisada en presencia de los funcionarios policiales que estaban al interior del box de atención, por lo que mientras la profesional comenzó a sacarle las zapatillas a la fuerza, le indicó de mala manera a los funcionarios que se retiraran del box. Luego la profesional procedió a bajarle el pantalón con fuerza, le abrió las piernas la misma forma y le señaló que le va a introducir un espéculo. Todo esto con excesiva brusquedad tanto en sus acciones, el modo y su tono, según lo relatado por la víctima.

Tras la inspección vaginal, la profesional confirmó su embarazo, pero le indicó que estaba bien y que tenía 12 semanas de gestación, no obstante, la víctima le señaló que no tenía ese tiempo de gestación, sino que, entre 5 y 6 semanas, ya que se había realizado hace poco tiempo una ecografía. Momento en que la matrona la increpó señalando que “ella estudió y es la profesional, que acaso ella sabía más que ella”.

Al respecto, cabe señalar que la víctima hace referencia en su relato al trato injusto y cruel de la profesional, el que sintió como un castigo por estar detenida. Luego de la atención, los funcionarios de carabineros se quedaron con el informe médico y la trasladaron nuevamente hasta la 58° comisaria de Estación Central.

Durante el traslado, la víctima refiere que los funcionaron comenzaron a insultarla señalándole que “si perdía al bebé después de una semana ya no era culpa de ellos”, encendiendo un cigarro al interior del vehículo policial, procediendo a tirarle el humo en la cara, lo cual le provocó nauseas.

Al llegar a la referida comisaría, V. fue ingresada a un calabozo, sin darle la posibilidad de comunicarse con algún familiar, pese a sus reiteradas peticiones, lo cual le negaban reprochándole el haber andado en la calle, señalándole uno de ellos “si pierdes la guagua será por andar hueando en la calle’’.

Cerca de las 21:30 horas los funcionarios tomaron contacto con su hermana, informándole de su detención y le solicitaron que le llevaran toallas higiénicas y un polerón, no entregando mayores detalles. A las 22:00 horas el fiscal dio la orden de dejarla en Libertad.

La víctima refiere que al salir del calabozo le hicieron firmar un libro, el cual no fue capaza de leer por el dolor, solicitó su informe médico, el cual le negaron, indicando que los tenía que retirar a fiscalía.

Una vez lejos de la comisaria, la víctima comenzó a relatar lo ocurrido a su padre, estallando en llanto. Indica que ese día no pudo dormir por los dolores, que continuó sangrando y que no paró de llorar por todo el maltrato recibido.

El día lunes 30 de marzo de 2020, V. fue visitada por un médico amigo de la familia, quien indicó que debía ser trasladada de inmediato hasta el Hospital más cercano, el Hospital San Borja Arriarán, mismo centro asistencial donde se sintió maltratada. Refiere que ingresó con gran temor de ser atendida nuevamente por la misma matrona, sin embargo, esta vez fue atendida de mejor forma.

La profesional que la atendió, le informó que no había saco gestacional por lo había tenido un aborto, quedando internada en la Unidad de Ginecología del Hospital San Borja Arriarán, hasta el jueves 2 de abril.