Institución del querellado
Delito investigado
Lugar del evento
Fecha del evento
Relato de la querella
El día 29 de noviembre de 2019, L.V.A. concurrió a una manifestación a Plaza Baquedano luego del término de su jornada laboral, arribando alrededor de las 17:00 horas al lugar.
Aproximadamente a las 19:30 horas, cuando se encontraba en la intersección de avenida Libertador Bernardo O’Higgins con calle Ramón Corvalán, un carro lanza gases de Carabineros se acercó a los manifestantes, por lo que la víctima corrió para protegerse, junto a otras personas.
En ese momento, un funcionario de Fuerzas Especiales de Carabineros de Chile lo tomó por la espalda y lo condujo hasta el Parque San Borja, ingresando por la calle Carabineros de Chile, comuna de Santiago.
En el indicado Parque, el uniformado lo lanzó al suelo junto a otras personas que habían sido conducidas por otros funcionarios. L. intentó levantarse, se enfrentó con el funcionario, quien procedió a propinarle un golpe de puño en el rostro, específicamente en el pómulo derecho. Acto seguido, los funcionarios lo volvieron a lanzar al suelo, donde permaneció junto a alrededor de diez personas, hombres y mujeres.
En dichas circunstancias, los funcionarios les ordenaron que se arrastraran por la tierra, haciendo el ejercicio “punta y codo”, mientras éstos les lanzaban tierra encima del cuerpo, les propinaban golpes en las piernas con bastones de servicio y los insultaban, amenazando con matarlos, burlándose de los fallecidos dentro del contexto del estallido social y diciéndoles que, si denunciaban, nadie les creería.
Luego, los levantaron y arrinconaron, instante en que uno de los funcionarios comenzó a pasar un objeto cortopunzante sobre el cuerpo de las personas que estaban retenidas, rasguñando el muslo izquierdo de L.
Mientras esto ocurría, un funcionario recibió un llamado, y acto seguido los funcionarios procedieron a propinarles golpes de pie en los glúteos a todas las personas retenidas, para luego ordenarles a gritos que se retiraran del lugar.
Tras lo ocurrido, L. corrió hasta llegar a su casa. Su hermana M. lo recibió y le prestó ayuda. Resultó con el pómulo derecho inflamado y con un rasguño en el muslo izquierdo, además de dolor muscular con lesiones no visibles.
Tras los hechos, la víctima mantiene secuelas emocionales y psicológicas compatibles con aquellas documentadas en el Protocolo de Estambul en relación a las víctimas de tortura, tales como temor al ver a uniformados y sensación de desprotección.