Hombre Chileno 17 Años

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  • Institución del querellado
  • Carabineros
  • Delito investigado
  • Tortura
  • Lugar del evento
  • Maipú
  • Fecha del evento
  • 28-11-2019, 15:00 hrs.

Relato de la querella

El día 28 de noviembre de 2019, el adolescente E.G.B.J, de 16 años al momento de los hechos, salió del liceo industrial Alberto Widmer alrededor de las 13:00 horas, y se dirigió a manifestarse pacíficamente, en la intersección de Avenida Pajaritos con Avenida Maipú, comuna de Maipú.

Aproximadamente a las 15:00 horas, funcionarios de Carabineros de Chile llegaron a dispersar la manifestación, quienes comenzaron a amenazar con golpear a los y las manifestantes con sus bastones de servicio, por lo que la víctima decidió dirigirse hacia su domicilio, emprendiendo camino hasta la Plaza de Armas de Maipú, para tomar el bus I09 en el paradero PI386.

Tras percatarse que los buses no estaban pasando por el paradero, caminó hacia la intersección de Avenida Pajaritos con calle Chacabuco, para tomar un colectivo. Mientras estaba esperando, observó que funcionarios de Carabineros y manifestantes se estaban enfrentando a unos metros de distancia, y repentinamente los uniformados lanzaron una bomba lacrimógena.

En ese contexto, una joven se le acercó para darle agua con bicarbonato, pues se estaba ahogado con los gases; E.G.B.J puso el líquido en la polera y se cubrió la cara para protegerse de los gases, y continuó esperando un colectivo, pues necesitaba trasladarse hasta la comuna de María Pinto, lugar donde reside junto a su familia.

De pronto, observó que un funcionario de Carabineros lo vio y comenzó a acercarse a él. Cuando el adolescente se percató de ello, se asustó y corrió por la calle Chacabuco, en dirección hacia la calle Alberto Llona.

El uniformado comenzó a seguirlo más rápido y acto seguido otros funcionarios lanzaron una bomba lacrimógena hacia donde estaba E.G.B.J. Debido al humo, no podía respirar, por lo que se detuvo cerca de una pequeña colina, ubicada a unos metros de la Biblioteca de Maipú.

En ese momento, el Carabinero que lo iba siguiendo lo tomó por la espalda, tirándolo fuertemente del pelo, y luego entre aproximadamente cuatro funcionarios de Carabineros lo botaron al suelo y comenzaron a proporcionarle múltiples golpes de pie en las costillas y golpes con bastones de servicio en la cabeza.

Tras la golpiza, lo pusieron de pie, y acto seguido, otro uniformado se le lanzó encima, tirándolo nuevamente al suelo, pese a que E.G.B.J no se estaba resistiendo. Con el golpe se azotó la cabeza contra unas piedras y luego lo tomaron y subieron al vehículo policial. Es menester señalar que el adolescente tuvo un grave accidente en el año 2014, por lo que no puede recibir golpes en la cabeza.

Una señora observó lo que estaba ocurriendo y le gritó a los uniformados que lo soltaran, pues no estaba haciendo nada, instante en que uno de ellos le dijo “cállate vieja culia”.

Posteriormente, lo ingresaron al furgón policial, donde estaba solo con alrededor de ocho uniformados. En el interior de éste, le tiraron el pelo, le proporcionaron golpes de pie en las costillas, golpes de puño en la cabeza, y le tiraban un gas que rociaban primero en el guante del uniforme, y luego se lo ponían en el rostro, provocando que la víctima se ahogara.

E.G.B.J intentó tomar agua de una botella que portaba, y una funcionaria de Carabineros le ordenó que la guardara y luego se la lanzó al suelo, diciéndole “déjala ahí conchatumadre”, para posteriormente propinarle un golpe de puño en la cabeza.

Fue trasladado hacia la 52 Comisaría de Maipú, donde lo recibió un Suboficial. El adolescente le explicó lo ocurrido, momento en que llegó uno de los funcionarios aprehensores y negó su versión, diciendo que estaba haciendo desórdenes y que por eso lo habían detenido. Pese a que la víctima le mostró las lesiones al Suboficial, finalmente creyó la versión de los Carabineros y dejó ir al adolescente, sin haber efectuado ningún procedimiento.

Cuando la víctima se estaba retirando de la unidad policial, el funcionario que lo detuvo en un primer momento, lo amenazó, diciéndole “pobre de ti cabro culiao que te pille otra vez webiando, porque voy a matarte o te voy a mandar a la cárcel”.

E.G.B.J salió muy asustado de la Comisaría, y cuando iba caminando, cayó al
suelo, pues se mareó y sentía un hormigueo en las piernas. En ese momento, una señora
que iba pasando por el lugar lo ayudó a subir a un colectivo.

El colectivo lo dejó en la estación de metro Pajaritos, justo frente a una escuela
de PDI. Cuando estaba pasando por afuera de ésta, el dolor de las costillas era
insoportable y no podía respirar, momento en que un joven lo vio y le dio agua. Caminó
unos metros y volvió a caer al suelo, por lo que funcionarios de PDI lo ayudaron y
llamaron a una ambulancia y a su padre. Lo subieron a una camilla y perdió el
conocimiento.

Finalmente, la víctima fue trasladada hasta la urgencia del Hospital San Juan De
Dios (Ex posta 3). Al lugar llegó su madre, y luego de que le practicaron exámenes, le
dieron el alta al día siguiente.

Luego de los hechos, la víctima se encuentra actualmente con secuelas
psicológicas y emocionales asociadas a los hechos de violencia que sufrió, las que son
compatibles con aquellas señaladas en el Protocolo de Estambul en relación a las
víctimas de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, que se
manifiestan en recurrentes pesadillas al dormir, angustia, miedo al ver a agentes
uniformados y a manifestarse, y temor ante sonidos fuertes y sensación de
desprotección. Es más, es menester señalar que los padres del adolescente tuvieron que
solicitar el cierre anticipado del año escolar debido al trauma que le provocaron los
hechos relatados.