Relato de la querella
El día 28 de noviembre de 2019, alrededor de las 20:00 horas, C.G.T. se reunió con un amigo, llamado M.O.O., y se dirigieron a la Plaza de Armas de Quilicura, arribando a ésta aproximadamente a las 20:30 horas.
Al llegar al lugar, se percataron de la presencia de barricadas en el sector y una veintena de personas cerca de éstas, por lo que decidieron guardar distancia y observar lo que ocurría.
Momentos después, llegaron tres retenes y alrededor de cuatro funcionarios de Carabineros de Chile en motocicleta. Quienes participaron de los disturbios, huyeron del lugar, mientras que, por precaución, C. decidió quedarse a las afueras del SAPU Rodrigo Rojas De Negri, ubicado en la esquina de calle José Pedro Escobar con avenida Bernardo O’Higgins, comuna de Quilicura, frente a la plaza mencionada, instante en que perdió de vista a M.
En ese contexto, un grupo de Carabineros ingresó al SAPU intentando detener a las personas que ahí se encontraban, incluyendo a un alumno de enseñanza básica de C., pues éste se desempeña como profesor en un colegio de la comuna. Por ello, intervino para aclarar a los uniformados que ninguna de las personas que se encontraba ahí estaba participando en los disturbios, por lo que posteriormente los Carabineros se retiraron.
Luego de ello, alrededor de las 21:30 horas, C. salió del SAPU y comenzó a caminar por la calle José Pedro Escobar, escuchando gritos en su trayecto, por lo que sacó su celular y comenzó a grabar. Dobló a la derecha en calle Raimundo Romo, instante en que vio a tres funcionarios de Carabineros propinando golpes de pie a una persona que se encontraba en el suelo.
C. corrió hacia donde estaba la persona y gritó “¡oye te estoy grabando!”, instante en que uno de los efectivos policiales gritó “viene un guatón allá”, acercándosele en ese momento otro funcionario de Carabineros en motocicleta. Cabe señalar que la motocicleta pertenecía a la 6º Comisaría de Recoleta, según se aprecia en el video que grabó la víctima.
C. le preguntó al funcionario por su identificación, y éste le respondió “ándate pa’ allá ahuevonado”. Dado que aún estaban golpeando a la persona en el suelo, continuó caminando y pidiéndoles a los uniformados que se identificaran; cuando se encontraba afuera del Colegio Paula Jaraquemada y del Centro Cultural Quilicura, dos funcionarios de Carabineros se le acercaron, impidiendo que avanzara y que grabara la agresión, empujándolo y propinándole golpes de pie en sus glúteos y golpes de puños en su rostro y espalda. Posteriormente, se acercó otro grupo de carabineros, uno de ellos lo golpeó en dos ocasiones con un bastón de servicio en su espalda y el mismo funcionario que lo golpeó en el rostro, le lanzó gas pimienta directo a la cara, todo mientras le gritaban que se fuera del lugar, que no defendiera delincuentes y que no se metiera en el asunto.
Es menester señalar que lo anterior consta en un video grabado por el nochero del Centro Cultural Quilicura, cuyos datos se entregarán de forma directa al Ministerio Público. Cabe mencionar que sólo uno de los funcionarios de Carabineros tenía su nombre visible, el que intentó ocultar en todo momento, mientras que los demás no llevaban sus identificaciones. Asimismo, todos los uniformados tenían sus rostros cubiertos con bandanas y cascos blancos.
Tras lo ocurrido, C. se retiró del lugar, pues no podía ver y respiraba con dificultad, y se dirigió al SAPU Nº1 Rodrigo Rojas De Negri.
Según el Dato de Atención de Urgencia Nº 226682, el diagnóstico refiere “contusión cara, contusión tronco”, y según los hechos relevantes indicados en dicho documento, señala “…se observa eritema facial en región frontal del lado izquierdo y preauricular izquierda con escaso edema sin herida [.A]demás se observa aumento de volumen en labio inferior, tórax en la región posterior se observa área eritematosa en sentido oblicuo en el dorso interescapular bajo tipo contusión”, calificando las lesiones como leves.
En la actualidad, la víctima ha manifestado presentar secuelas psicológicas y emocionales asociadas al hecho traumático, las que son compatibles con aquellas documentadas en el Protocolo de Estambul en relación a las víctimas de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, manifestadas especialmente en temor al ver a funcionarios de Carabineros y a ser víctima nuevamente de agresiones por parte dichos agentes uniformados.