Relato de la querella
El día 26 de noviembre de 2019, C.Z. se dirigió a Plaza Baquedano a manifestarse pacíficamente. Alrededor de las 19:00 horas, cuando se encontraba en la intersección de avenida Libertador Bernardo O’Higgins (Alameda) con calle Ramón Corvalán, comuna de Santiago, un carro lanza aguas se acercó y le lanzó agua, por lo que se refugió en la entrada de un edificio ubicado en la vereda oriente de la calle Ramón Corvalán, a pocos metros de la intersección señalada, junto a un grupo de hombres que no conocía.
Sorpresivamente, alrededor de ocho funcionarios de Fuerzas Especiales de Carabineros de Chile se acercaron violentamente, y procedieron a golpearlos con sus bastones de servicio. A C. la golpearon en ambos muslos y a los hombres que estaban con ella los golpearon en la cabeza y brazos. La víctima comenzó a gritar de desesperación, y pudo huir, mientras los uniformados continuaron golpeando a las demás personas. Tras ello, se dirigió hacia un puesto de salud, donde le brindaron ayuda, dado que además de los golpes, estaba empapada y le ardía la piel por el líquido lanzado por el carro lanza aguas.
Al día siguiente, C. concurrió al Servicio de Salud Metropolitano Oriente Centro de Urgencia Ñuñoa, donde constató lesiones. Según el documento de Dato de Atención de Urgencia Nº 19004257, de fecha 27 de noviembre de 2019, el exámen físico indica “se observan hematomas en muslos #2 (6 y 7 cm de diámetro respectivamente). Dolor a la palpación”. Asimismo, las lesiones fueron calificadas como leves.
Tras la ocurrencia de los hechos, la víctima manifiesta secuelas psicológicas y emocionales compatibles con aquellas documentadas en el Protocolo de Estambul en relación a las víctimas de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, manifestándose en temor al ver a uniformados, problemas para dormir y episodios de angustia.