Relato de la querella
El día 24 de octubre de 2019, aproximadamente a las 19:00 horas, G.I.O.S. y C.L.O.S. se encontraban transitando junto a su prima y una tía por la intersección de Avenida Los Carrera con calle Lautaro, comuna de Concepción, en contexto de haberse decretado toque de queda.
En esas circunstancias, ambas víctimas y sus acompañantes se dirigían hacia el auto de uno de sus familiares, donde mantenían un salvoconducto, momento en el cual se encontraron con un grupo de aproximadamente diez funcionarios del Ejército de Chile. A las víctimas y sus acompañantes se acercó un Sargento y dos militares de menor rango, el primero les solicitó su identificación y el salvoconducto. Ante esa petición, ambas víctimas y sus acompañantes le explican que dicho documento se encontraba al interior del vehículo que estaba estacionado a dos cuadras de ese lugar. En modo de respuesta, el Sargento les dijo de forma muy prepotente que el salvoconducto no sirve para todos, dejando pasar sólo a la prima y a la tía.
Viéndose ambas víctimas impedidas de regresar a su casa con sus familiares, exhibieron sus cédulas de identidades al Sargento y le explicaron que estaban en la marcha, pero que se estaban retirando a sus hogares, a lo que el Sargento replicó fuertemente que ellos estaban tirando piedras, que estaban metidos en los disturbios. En ese instante, los militares comenzaron a revisar las ropas y la mochila de C., hallando en esta última una mascarilla, razón por la cual, tres funcionario militares lo lanzaron al suelo y le propinaron golpes de pies y puño. En ese mismo momento, el Sargento tomó a G. de la ropa diciéndole “tú andai hueviando”, mientras llegaba otro militar que lo trasladó tomado del cuello, ahorcándolo, en dirección al camión de militares. En el trayecto, se acercó otro militar y le dijo “así que me estabai gritando milico culiao” propinándole un golpe de pie al dorso del pie derecho.
Una vez arriba del camión, G. fue puesto boca abajo y fuertemente atado de los dos dedos meñiques por detrás de la espalda cortándole la circulación con una cinta plástica. A continuación, el militar que lo subió, agarró una oreja de la víctima y comenzó a torcerla, mientras le decía: “tú eres de esos niños que la mamá no los pesca” “yo debería estar descansando en vez de estar aquí hueviando”.
Luego, subieron al vehículo a C., boca abajo y con las muñecas atadas, en donde uno de los militares que ahí se encontraba le propinó un golpe de puño en el lado izquierdo del rostro diciéndole: “ah, así que tú eres el chorito”. Seguidamente, el militar a bordo del camión comenzó a amedrentar psicológicamente a G., preguntándole qué es lo que haría si le pegara a su hermano, si acaso él se pondría a llorar, además de amenazar reiteradamente que mataría a C.
Al mismo tiempo, el militar golpeaba fuertemente en el rostro de C., impactando con su puño sucesivas veces en el labio superior y mejilla derecha. Posteriormente, el referido militar descendió del camión y el camión en el que se encontraba la víctima comenzó a recorrer las calles de Concepción, lo que se extendió por aproximadamente tres horas.
Finalmente, condujeron a G. y a C. hasta la Primera Comisaría de Carabineros de Concepción, donde fueron dejados en libertad.