Relato de la querella
El día 29 de octubre de 2019, alrededor de las 16:00 horas, T. y su hija F., de 15 años de edad, se reunieron en la comuna de Pudahuel con su hermana F.T., su sobrino M.F. y su pareja F., su concuñada D.F. y su amiga J.D., y se dirigieron hacia la comuna de Estación Central en dos automóviles, para unirse a una manifestación pacífica que iría desde aquél lugar hasta la Plaza Baquedano.
Estacionaron en la casa de una amiga de F., a pocos metros del Terminal San Borja, y comenzaron a caminar aproximadamente a las 17:00 horas hacia el oriente, por Avenida Libertador Bernardo O’Higgins.
Cuando se encontraban a la altura del metro República, tuvieron que tomar calles interiores para avanzar, toda vez que carros lanza gases y lanza aguas de Carabineros comenzaron a dispersar a los pacíficos manifestantes.
Finalmente, pudieron llegar hasta calle Carmen con Avenida Libertador Bernardo O’Higgins, comuna de Santiago, justo a las afueras del Centro Artesanal Santa Lucía, donde estuvieron protestando pacíficamente, junto a otras personas que tocaban instrumentos musicales.
Alrededor de las 19:50 horas, mientras T. conversaba con J., funcionarios de Carabineros que se encontraban ubicados cerca de la plaza Benjamín Vicuña Mackenna, por la calzada norte de la Alameda, comenzaron a percutar escopetas antidisturbios hacia donde se encontraban. En ese instante, T. recibió el impacto de un perdigón en el párpado su ojo derecho, hecho que pudo observar su amiga J.
Tras el impacto, la víctima se tocó el ojo, dado que no podía ver por éste, J. la tomó del brazo y corrieron por calle Carmen hacia el sur, doblando hacia la derecha en el pasaje Guayaquil, donde se encontraba un puesto de salud con voluntarios que estaban auxiliando a las personas heridas.
En dicho lugar le limpiaron la herida, le pusieron hielo y un parche en el ojo derecho. Momentos después arribó al lugar el resto de su familia, con los que estaba en la manifestación, y luego de la atención, decidieron caminar hasta Estación Central, donde tenían estacionado los automóviles, pues no había transporte público que pudiera trasladarlos rápidamente.
Posteriormente, T. se dirigió al SAPU Gustavo Molina, ubicado en la comuna de Pudahuel, donde le hicieron curaciones en el párpado del ojo derecho, le inyectaron una vacuna y la dieron de alta. Según el Dato de Atención de Urgencia de fecha 29 de octubre de 2019, el diagnóstico indica “(1)herida por perdigonada, (2) herida contaminada”, señalando en el mismo documento “herida por perdigonada en párpado derecho con visión conservada”.
Luego del hecho, T. tuvo dificultades para abrir su ojo derecho, y producto de lo ocurrido, ha tenido episodios de angustia, temor, problemas para conciliar el sueño y recurrentes pesadillas, secuelas psicológicas y emocionales asociadas al hecho traumático, las que son compatibles con aquellas documentadas en el Protocolo de Estambul en relación a las víctimas de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.