Relato de la querella
El día 12 de noviembre de 2019, alrededor de las 16:30 horas, N.B.C. salió de su trabajo ubicado en la comuna de Colina, donde se desempeñaba como pintor, junto a su compañero de labores, llamado D.C.C. Ambos fueron trasladados hasta la comuna de San Bernardo en el vehículo de la empresa, el que los dejó en el cruce Colón, ubicado en la carretera.
La víctima y su compañero de trabajo se fueron caminando por avenida Colón, para tomar el bus F03 en calle Freire, en el paradero PG39, entre dicha avenida y la calle O’Higgins. Alrededor de las 17:20 horas, cuando se encontraban a pocos metros del mencionado paradero, escucharon disparos, por lo que N. se dio vuelta hacia la Plaza de San Bernardo para observar lo que sucedía, momento en que observó a un grupo de funcionarios de Carabineros de Chile, ubicados a aproximadamente 10 metros de distancia, quienes disparaban a mansalva, tanto bombas lacrimógenas como perdigones. En ese instante, recibió el impacto de un perdigón en su ojo izquierdo, por lo que su visión se nubló completamente y cayó al suelo.
Tras la agresión sufrida, D. trasladó a N. hasta el Hospital Parroquial de San Bernardo con la ayuda de personas que se encontraban en el lugar. Al llegar, le indicaron que no podían atenderlo pues no tenían los equipos médicos necesarios, por lo que Diego se contactó con la ACHS, para que fueran a buscar a N.
Alrededor de las 22:00 horas, funcionarios de la ACHS arribaron al lugar y trasladaron a la víctima al Hospital del Trabajador, donde ingresó y fue intervenido quirúrgicamente.
N., permaneció tres semanas hospitalizado con el diagnóstico de contusión ocular severa, con hemorragia del vítreo, por lo que posteriormente tuvo que someterse a exámenes periódicos para evaluar la evolución de la lesión. Según el documento de Epicrisis, de fecha 21 de noviembre de 2019, el diagnóstico de alta indica “contusión ocular severa” y el resumen de hospitalización señala “paciente se hospitaliza para tratamiento de desprendimiento coroideo y trauma contuso e hifema”.
En diversos controles médicos, le han indicado que debido al impacto perdió aproximadamente el 80% de la visión su ojo izquierdo, sin embargo se encuentra pendiente de realizar un examen llamado fondo de ojo, para determinar el porcentaje exacto de la pérdida de visión.
La víctima estuvo con licencia médica aproximadamente 4 meses y medio, y tras regresar a trabajar, su empleador tuvo que asignarle otras labores, toda vez que la lesión ocular le impidió seguir desarrollándose como pintor.
Por otra parte, N. fue derivado a terapia psicológica y actualmente se encuentra con secuelas psicológicas y emocionales asociadas a los hechos de violencia que sufrió, las que son compatibles con aquellas señaladas en el Protocolo de Estambul en relación a las víctimas de tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, que se manifiestan en recurrentes pesadillas al dormir, angustia, miedo al ver a agentes uniformados, temor a salir de su domicilio y sensación de desprotección.